Su nombre era Mateo, Mateo Berneri. Era uno de los tantos médicos que me atendían en el Hospital Modelo de Belgrano. Era dulce, atento y amable, eso lo sabía pues las veces que Jorge tenía trabajo, él pasaba a visitarme y a comer conmigo cuando llegaba la hora de ingerir los alimentos.

Odiaba mi destino.

·         No es solo que… – respondí volviendo a la realidad tras su pregunta.

·         Si tu novio lo sabe se enfadara – dijo aun con la mirada en la ficha.

·         Él no es mi novio – respondí de inmediato. Él pareció sorprendido pues sus ojos penetraron los míos con la duda escrito en ellos.

·         A no? – dijo conteniendo una mueca acercándose a la bolsa de suero. Cierto brillo había en sus ojos. Maldito destino…

·         Solo somos amigos… yo estuve con el en su tratamiento pues su familia esta lejos…

·         Y la tuya? – respondió de inmediato volviendo a sentarse en la cama.

·         Es una larga historia…

·         Tenemos tiempo…

·         Es lo que tu tienes, no lo que yo – respondí a la defensiva sin saber que hacer.

·         Tu puedes ver el futuro? – pregunto tras varios segundos de silencio con la cabeza gacha.

·         No – respondí levantando una ceja.

·         Entonces no puedes saber que ocurrirá. La vida te puede sorprender…

·         Que quieres decir?... – pregunte interesada

·         Todos somos sobrevivientes – sentencio

Había algo en su mirada que era como si tratara de decirme algo. O era eso o yo ya estaba loca y buscaba desesperadamente una salida a mi dolor.

Una vez estando sola, me fije en una rosa roja que descansaba a un lado de la mesa y que no me había percatada de su presencia.

·         Así que eres tu! – exclame al recordar todas las rosas que amanecían desde hacia dos meses. El mismo tiempo que llevaba internada en aquel lugar.

Aspire su aroma fresca y al hacerlo una nota colgaba de su tallo. Acaricie el pequeño trozo de papel, las palabras escritas con una letra espantosa típico de medico apenas eran entendibles con sus curvas líneas.

“la semana que viene, jueves, a las 18hs. En el restaurante Gourmet Porteño. No me falles…”

La letra era espantosa, pero la intensión…

·         Por qué sonríes? – pregunto Jorge sacándome de mis pensamientos. Le sonreí ampliamente enseñándole el papel mientras seguía aspirando el aroma de la rosa.               

·         Esto es genial – sonrió de manera genuina

·         No lo es… – respondí con una sonrisa claramente sombría – por qué ahora? Por qué no apareció antes? Por qué sufrir para que llegue alguien así?

Mañana ContigoWhere stories live. Discover now