Frikismo Por El Volleyball -Kuroo Tetsurou- [Editando]

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Maldito el día en el que empezaron a jugar voley.

—Contamos contigo —dijo Kuroo mientras pasaba hacia el final de la fila y en ese proceso palmeaba mi hombro.

Ok, viendo el panorama, casi todos los chicos se habían formado en dos filas, una donde yo estaba y otra a mi izquierda donde estaba otro armador aparentemente de primer año, y por supuesto, los dos líberos del otro lado. 

—Iré primero —exclamó con felicidad uno de los chicos de primer año, igual de alto que un poste de luz— ¡Cuento contigo senpai!

—Dime como quieres la jugada —comenté y él meditó durante unos cortos segundos mis palabras.

    Lev Haiba es de primer año y mide 1,94 mts. Me siento una hormiga de 1,66... Al menos mido más que el líbero.

Al parecer Lev no se decidía como quería que armara la jugada, lo que me impacientaba un poco. Quiero jugar un poco, decídete ya de una vez. O eso me gustaría decirle.

—Arma como puedas. Si tiene parábola el lanzamiento mejor —sonrió muy animado haciéndome el pase, el cual armé y él remató sin problemas.

 Las ventajas de ser alto... Llegar más rápido al pase cuando viene con mucha altura.

—Parece que aprendiste palabras nuevas —oí la risa de Kuroo venir desde el fondo de la fila.

   No pude evitar reír con eso. Lev lo miró con una expresión de enojo hasta que llegó Yamamoto y le pateó el trasero para que avanzara, mientras que yo volví a reír por eso. Ciertamente, son unos chicos muy divertidos. 

—¡Ay que linda que eres! —miré a Yamamoto el cual estaba demasiado risueño, y juraría que hasta podía ver flores flotantes girando alrededor de él.

 Ay que cosas dices Shiori, deja los juegos por un rato...

—¡Cuidado con lo que dices Romeo! —la voz socarrona de Kuroo se hizo, una vez más, presente y ahora si era una burla, por lo tanto, las florcitas imaginarias se deshicieron.

Ah, y Yamamoto se enojó.

—¡¿A quién le dices Romeo?! ¿Y por que debería tener cuidado? —gritó mientras se hacía hacia atrás sus mangas.

— ¿No está claro? Si sales así de la nada la vas a asustar con esas cosas, además, es más probable que te rechacé, e incluso antes que a mi —dijo en tono provocativo, y por ende Yamamoto hizo rebotar la pelota con fuerza en el piso.

—Compitamos entonces —clamó con voz firme. Todo el gimnasio se quedó en silencio.

 Y sería muy molesto que se peleen ahora por una estupidez. ¿En realidad se van a poner a competir o algo de eso? 

—Yamamoto, déjalo, no le hagas caso, mejor concéntrate en practicar tus remates —levanté mis pulgares en alto indicándole mi apoyo moral.

—¡Vamos Miyamura-san, dame tu mejor armado! —hizo un pase que llegó un poco más arriba de mi cabeza para que pudiera extender mis brazos. La pelota llegó bastante alta. Y pudo rematar.