—¡Jodanse!— grito la niña, levantando su dedo de en medio y volviendo a correr lejos de la patrulla.

Negó con su cabeza riendo, y camino lentamente por el callejón. Abriendo una puerta roja que por alguna razón era conocida por sus ojos, dudo en abrirla pero la empujo al ver que no había manilla.

Escuchó la musica de rock en la rocola en aquel bar, quiso devolverse al ver en el lugar donde estaba. Pero la puerta ya no estaba, y apretó fuertemente sus manos formándolas en un puño.

No le quedó más que caminar por el bar, sintiendo el olor a cigarro y cerveza. Mirando como se escuchaba risas de hombres con chaquetas de cuero, como las voces inundaban su cabeza.

Y la vio, una chica de quince años que estaba vestida con una camiseta que dejaba ver su ombligo, y unos apretados pantalones de cuero. Su cabello castaño estaba tomado en una linda coleta y podía ver como aún tenia vida en sus ojos cristalinos cuando repartía los grandes vasos de cerveza en aquella barra donde trabajaba.

Sintió como su corazón se aceleraba al sentir aquellos pasos, estaba usando esas botas militares negras que tanto le gustaban cuando veía que las usaba. Solo miro su espalda, mirando ese cabello rubio y chaqueta de cuero que le quedaba perfecta en su cuerpo, como si hubiera sido hecha para él.

—Hey, ojos bonitos.— agachó su mirada nostálgica al haber olvidado ese sobrenombre que James le tenía.— ¿Me das una ronda?

Jamás pensó que ella tenia aquella sonrisa cuando le veía, si que le había golpeado fuerte el amor a los quince años. No tenias que ser la persona mas inteligente para mirar como esa chica de quince años y ese hombre tenían una gran conexión en sus ojos.

—¿Vienes a beber? ¿O siempre vendrás a buscar conversa?— dijo la chica pasándole un vaso de cerveza y recargándose en la barra, sonriendo.

—Digamos que solo vengo a verte.— confesó el rubio sonriendo a la adolescente mientras esta golpeaba su hombro.

Ellie no lo soportó, y simplemente retrocedió tranquila aún escuchando un poco la conversación de aquel par. Abrió la primera puerta que vio en ese lugar y se extraño un poco al ver como termino en un ascensor. 

—Escapa conmigo.—

—¿Seras capaz de mantener una vida conmigo?—

—Te amo, pero no estoy seguro si seré un buen hombre en tu vida.—

—Solo eres una mocosa segada por el amor, Ellie.—

—¿A que le temes?—

—¡Cierra tu maldita boca, James!—

—Estoy embrazada.—

—Dominic, es un lindo nombre.—

Corrió rápidamente al ver que la puertas de aquel ascensor se abrían, ya no quería escuchar, ya no quería recordar.

Detestaba los pasillos largos, pero miro como al final de este había una puerta. Sus piernas corrían fuertemente al escuchar el llanto de una chica, el llanto de si misma.

Escuchar la voz de su pequeño Dominic reír, de llamarle mamá y hasta escuchar su propia voz al escuchar como le cantaba para que se quedara dormido. Quiso detenerse cuando escuchó en ese pasillo el sonido de un accidente automovilístico, sabiendo que eso le atormentaba, sabiendo que ese accidente era el causante de la muerte de James y su hijo Dominic.

How many walkers have you killed? (Daryl Dixon.) Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora