En memoria de las estrellas que desidian,
Escribo los versos que lloran lejanía.
Volando hacia un cielo extraño para encontrar quietud.
La calma que necesita este mal llamado poeta,
la calma misma que requieren estos mediocres versos.
Siento tus ojos contra los míos en este oceánico silencio, sigilo, ¡misterio!
Mi corazón no logra percibir tu triste presencia.
Jacintos índigos rodean tus senos, maldita deidad.
Diosa del aciago, tétrica mujer que se extraña en mis palabras .
