—Ah, sí.

Julian obedeció de inmediato y los hombres también bajaron sus armas, dejándolo entrar y Julian se apresuró a acercarse a la mujer.

—¿Por qué no has ido al refugio? —exigió saber ella, sin prestarle atención.

Julian se fijó que los ojos de la mujer se desviaban de la habitación donde recordaba que se encontraba Oshi hacia la que se encontraba justo enfrente, frotándose las manos nerviosa.

—Kei me dijo que subiera a las habitaciones y que bajara contigo al refugio.

Sakuya lo miró finalmente, apretando los labios, molesta y volvió a girar el cuello, con la cabeza en alto.

—No voy a ir al refugio —murmuró la mujer más para sí misma que para que él lo escuchara y luego, como si de pronto se acordara que seguía allí, volvió a mirarlo, señalando el ascensor y sacó una llave—. Tómala, Ve al último piso y abre con esta llave. Si sigue recto te llevará....

—¿Te recuerdo que le estás dando indicaciones de donde llegar a una zona que debe ser protegida a un traidor? —soltó Julian sin muchas energías pero zanjando una posible discusión con la chica. Él no pensaba ir a esconderse a ningún lado. No estaba allí para eso. Y sí, claro que estaba asustado, pero hacía tiempo que había tomado una decisión y si... Respiró hondo y se enfrentó a Sakuya que lo miraba entre la rabia y confusión—. No deberías darme esa llave ni enviarme a un lugar cuando posiblemente pueda ir diciendo donde se encuentra a cualquiera que me apunte con un arma.

No estaba siendo justo y mucho menos racional, pero en ese momento le daba igual. Julian se adentró más en el pasillo y caminó hacia la habitación de Oshi, deteniéndose en la puerta, sin atreverse a mover la puerta y entrar. De pronto un miedo irracional le invadió e hizo que se congelara completamente. Y si...

Abrió la puerta de la habitación casi con urgencia, ganándose una mirada de alerta y reprobación de un enfermero y una nueva arma apuntando su cabeza. No prestó atención a ninguno de los dos. Sus ojos sólo se fijaron en el cuerpo inmóvil de Oshi. Seguía teniendo todos los tubos conectados al cuerpo y unos ruidos provenientes de las maquinas que lo mantenían con vida hacían que el chirriante resonar de su corazón en las sienes y oídos quedara completamente silenciados, como si lo único que se oyera fuera ese sonido.

—¿Qué estás haciendo, Julian?

Notó casi sin sentir la mano se Sakuya sobre su hombro, tirando de él fuera de la habitación pero tardó unos segundos en dejar que la mujer lo guiara fuera y volviera a cerrar la puerta. La imagen de Oshi seguía en su cabeza como si aún pudiera verlo frente a él, su rostro casi completamente oculto entre el oxígeno, los tubos y la venda que le tapaba prácticamente toda la cabeza y la frente. Dejó escapar un extraño sonido, parecido a un sollozo y se dejó caer al suelo, al lado de la habitación, enterrando la cara en las rodillas.

Entendía por qué insistían en mantenerlo con vida de esa manera. Era más difícil no volver a verlo pero sabía que ver a alguien como Oshi de esa manera acabaría por destruir a Rykou y a Kei... si no morían antes, si una bala no atravesaba antes sus cuerpos...

—¡Julian!

Julian levantó la mirada hacia Sakuya y se dio cuenta que la estaba mirando espantado y trató de tranquilizarse, respirando hondo y liberó la presión que inconscientemente ejercían sus uñas en la piel de las palmas de sus manos pero no intentó levantarse, sino que fijó su atención en la habitación frente a él. La puerta estaba cerrada y no salía ningún sonido de voces de dentro.

—Julian —Julian apartó con desgana la mirada de la puerta y levantó la cabeza para mirar de nuevo a Sakuya que se había apoyado en la pared, a su lado y miraba también fijamente la puerta—. De alguna manera has cambiado desde la primera vez que te vi, en Tokyo.

Cuando habla el Corazón 2 (chico x chico)Where stories live. Discover now