Capitulo 11

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—¿De qué... de qué estás hablando? —murmuró Julian con la boca seca, dejándose caer y tratando de deslizarse hacia un lado, arrastrándose por el suelo.


—¿No lo sabes? —Kei inclinó la espalda hacia delante y lo agarró del cuello, haciendo que Julian se quedara completamente inmóvil, asustado, perdiéndose en la furiosa y peligrosa mirada del chico rubio y sintió un espasmo cuando los dedos de Kei tiraron de su barbilla hacia arriba, sin ejercer presión en su cuello y dejó su rostro a escasos centímetros del suyo—. Te doy la alternativa de que me expliques cómo entiendes tú la manera de que alguien sea cariñoso contigo. Si necesitas ser golpeado para sentirte querido, dímelo, te golpearé hasta que pierdas la conciencia.


Julian trató de tragar sin éxito, mirando a Kei aterrorizado.


—No...


Intentó sacudir con la cabeza pero los dedos de Kei se lo impidieron.


—¿No? —Hasta el tono irónico de Kei sonaba espeluznante—, ¿entonces? ¡Oh! Sí, se me olvidaba. Sexo —asintió con la cabeza y Julian se limitó a quedarse congelado—, quieres sentir dolor en vez de placer. Bien, de acuerdo, lo acepto.


Apartó los dedos de su barbilla y antes de que Julian se diera cuenta de lo que iba a suceder, sintió la dolorosa presión del pie de Kei sobre su entrepierna. Julian abrió mucho los ojos y dejó escapar un sonidito lastimoso, llevándose las manos a la pierna que Kei cada vez aplastaba más contra su miembro.


—Kei... —sollozó, haciendo un gran esfuerzo por buscar las palabras.


—¿Qué ocurre? ¿Es esto lo que te gusta? —comenzó a mover el zapato, estrujando aún con más fuerza sobre sus pantalones y Julian se mordió el labio, sintiendo el innegable cosquilleo en su ingle mientras notaba avergonzado como se endurecía—. Ahora comienzo a entender qué era lo que tanto te gustaba de mí


Julian escuchó la última frase de Kei como si le hubieran lanzado agua helada por el cuerpo y sin darse cuenta de lo que hacia, empujó con las dos manos la pierna, apartándola de su cuerpo y vio atemorizado como Kei se echaba tranquilamente hacia atrás. Preocupado, Julian se acurrucó en la pared, llevándose disimuladamente las manos a la incipiente erección, y bajó la mirada hasta sus zapatillas, echando un vistazo a los zapatos negros del chico rubio que no se habían movido.


—Fue un accidente —musitó, avergonzado, notando las lágrimas en los ojos.


—Un accidente —repitió Kei—, generalmente la gente se quema accidentalmente en una mano, ¿aún así tú me dices que fue...?


—¡Fue un accidente! —chilló desesperado—. No me di cuenta que estaba tan caliente... —Ya comenzaba hasta notar lo convincente que sonaban sus mentiras, pero era mejor que fuera acostumbrándose a ello si pretendía hacer de su vida una mentira—. No quería hacerme daño...


—¿Quieres que crea eso?


—Mis padres ya lo han visto. Estoy bien, fue un accidente. No... no volverá a pasar —Debía pensar en otra cosa. No sólo por Kei. Si sus padres se asustaban volverían a llamar al médico y ahí Kei podría intervenir y si llegaba a enterarse... Julian sintió una opresión en el pecho y ejerció fuerza con las manos sobre ya dolorosa erección, haciendo una mueca involuntaria de dolor—. Además —murmuró débilmente, bajando aún más la cabeza—, no te quiero... por eso...

Cuando habla el Corazón 2 (chico x chico)Where stories live. Discover now