Capítulo Diecisiete

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Sentí como si alguien dentro de mí me estuviera apretujando el pecho con todas sus fuerzas al punto en que por unos instantes me faltó el aire. ¿Cómo nos había encontrado? Sabía que tenían poderes y todo ello, pero no era como si pudieran oler nuestro rastro al más puro estilo de los lobos, licántropos o todos esos seres fantásticos que ya no me parecían tan fantásticos si ahora mi vida se había transformado desde la llegada de ellos.

Angustiada, y con un revoltijo de lo más horrible en el centro de mi estómago, di un paso atrás intentando alejarme lo que más pudiera de la escena, e instintivamente lleve una de mis manos hasta el cuello para buscar con mis dedos el collar que tiempo atrás me había dado con la piedra blanca. Un sudor frío recorrió mi espalda al recordar que Victoria lo tenía en su posesión.

Mierda.

Si Max se lo proponía, él podía averiguar sin que le dijera lo que había sucedido entre...

- ¿Desde cuándo me engañas con este imbécil?

Espetó dando un paso en mi dirección mirándome con sus ojos enfurecidos y de un gris cada vez más potente y perturbador. Nunca en mi vida lo había visto tan furioso.

- ¿Disculpa?

Pregunté frunciendo mi ceño. No importaba lo mucho que él pudiera "averiguar" leyendo mi mente, jamás de los jamases lo había engañado, ni con Carter ni con nadie.

- Por favor –dijo con burla- no te hagas la desentendida ahora ni me hagas quedar como un estúpido cornudo.

- No seas exagerado, Max –dije intentando tomarme sus palabras con gracia y dejando a un lado el mal humor que se iba generando dentro de mí- no eres ningún "cornudo" –hice las comillas con mis dedos- entre Carter y yo...

- ¡Se besaron! –exclamó interrumpiéndome- ¿Cuándo pensabas decírmelo? ¿O es que disfrutabas viéndome la cara de imbécil?

Su reclamo me puso furiosa. En primer lugar, él había terminado conmigo en cuanto se reencontró con aquella chica que ya ni recordaba su nombre. No me había dado ninguna explicación a pesar de que yo le rogué que no termináramos. Y en segundo lugar, Carter me había besado cuando ya no estábamos juntos, así que no tenía derecho a recriminarme nada, porque él, mejor que nadie, sabía lo que sentía.

- Tú sabes que...

- No sé nada –me interrumpió apretando con fuerza su mandíbula- solo quiero saber desde cuando me engañas. ¿Desde que los vi en la biblioteca o desde antes?

- Sabes muy bien que... -guardé silencio y empuñé con fuerza mis manos para intentar relajarme. No me parecía lo más correcto discutir frente a los demás- ¿Qué haces aquí? –pregunté queriendo desviar el tema de conversación-

- Sí, eso mismo quiero saber yo –intervino en mi ayuda Victoria. Se cruzó de brazos y caminó en nuestra dirección interponiéndose entre nosotros- ¿Por qué nos has seguido?

- Supuse que algo estaba pasando cuando te ofreciste a llevarla a su casa. Digamos que no eres ese tipo de chica amable –le recrimino mirándola con el ceño fruncido-

- No creo que...

No pude seguir escuchando porque en eso Carter me tomó con fuerza del brazo, volteándome en su dirección. Nuestras miradas se encontraron y sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo.

- "Él no puede saber nada de esto"

Ahogué un grito de sorpresa cuando note que sus labios permanecían quietos pero que aun así escuchaba su voz. Él podía comunicarse telepáticamente de la misma forma en que lo había hecho Max conmigo hacía tiempo atrás.

Los Warner #2: No confíes en nadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora