Capítulo 5. Un recuerdo diferente.

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—Es complicado... —le susurró—. Pero puedo asegurarte que lo he querido y lo seguiré queriendo siempre.

—¿De verdad? ¿Siempre...? —levantó la cabeza ligeramente y miró los ojos tristes de Minerva. La pelinegra asintió aún sonriendo.

—Así es. Desde aquel día que lo vi en el castillo.

—¿Ya lo querías? —preguntó curiosa.

Minerva secó las lágrimas que comenzaban a asomarse por sus ojos y asintió levemente. Los ojos de Maggie se iluminaron.

—Bueno, supongo que fue muy fácil. Solo te cautivó con sus ojos. —Minerva miró a la niña sorprendida—. Eso es lo que el tío Sirius me dice siempre. Que yo lo cautivo con mis ojos —aclaró—. ¿Eso hizo papá contigo?

Minerva sonrió y negó con la cabeza. Sirius siempre hacía de las suyas. Apartó su mente de la severa conversación que tendría con él y miró a su hija asintiendo con la cabeza. Una pequeña sonrisa apareció en el rostro de Maggie.

—Se podría decir que sí —afirmó. La sonrisa de la pelinegra se agrandó y Minerva observó tristemente la foto en el suelo—. Albus me cautivó con sus ojos...

»Su gran corazón robó el mío.


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Recuerdo.
1947.

—¡Vamos, Minerva! ¡vamos!

Isobel gritaba su nombre apresurada mientras terminaba de guardar todas las pertenencias de su hija. Había estado esperando a Minerva un largo rato pero aún no había logrado que bajara las escaleras. Según sus criterios, la niña de tan solo once años necesitaba un largo tiempo para peinarse y arreglarse, era una completa perfeccionista nata. Siempre se tomaba su tiempo para asegurarse de que todo lo que había preparado estuviera en perfectas condiciones, pero aquello era excesivo. ¡Llegarían tarde y perdería el expreso de Hogwarts! No podría soportarlo, y estaba segura de que la niña tampoco. ¡Tarde en el primer día! No, definitivamente eso no podía pasar.

—¡Miner...! —su madre estaba a punto de volver a gritar cuando la vio bajar por las escaleras animada, de su rostro desbordaba curiosidad y alegría.

La inspeccionó con la mirada y detalló su apariencia; definitivamente estaba completamente lista. Su cabello estaba perfectamente recogido y peinado, su atuendo permanecía limpio y brillante, sus zapatos estaban relucientes y su varita, la cual traía ya que poseía demasiada emoción, estaba lista para ser usada. Todo estaba perfecto; Minerva estaba lista.

—Muy bien, Min, es hora de irnos. —la niña le ayudó a su madre a terminar de sacar su equipaje y cuando todo estuvo listo se volteó para observar su casa desde afuera. 

Minerva estaba muy feliz; tanto que permaneció contemplando la casa unos instantes para, según ella, tratar de no olvidarla. Quería guardar todos sus recuerdos. Pensaba que estar en un lugar tan interesante y mágico como aquel del que tanto le habían hablado podría hacer que se desaparecieran sus experiencias, que se perdieran las sensaciones y los sentimientos que alguna vez había tenido. No quería olvidar todo lo que habría recorrido, por lo que se mantuvo recostada sobre el auto mientras observaba la construcción.

Estaba tan pensativa recordando algunos momentos graciosos y alegres que había pasado con su familia que no había prestado atención a lo que pasaba a su alrededor hasta que sintió como una grande y pesada mano se apoyaba en su hombro. Despertó de su trance y volteó. Sonrió al ver a su padre a su lado, contemplando la casa junto a ella.

Inmemorables Recuerdos {Harry Potter/MMAD}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora