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Luego de ya haber hecho mi cuarto, la tía Jane, Ryan y yo fuimos a ver la casa. Ojalá sea bonita. Ryan solamente me abrazaba porque estaba mi tía. Ella sí me deja pero la pondría en una situación incómoda y eso no va conmigo. Aunque no beso muy bien, sus labios son deliciosos. No sé como lo sé sólo lo sé. Clare, Scarlett y Polett no saben lo nuestro. Algún día cuando me acuerde les contaré.

- Hola - sonríe una señora de cabello naranjo más tirado a rojo - Pasen, pasen - entramos a la casa.

Es por donde vive Jake. La casa por fuera es muy bonita. Ojalá sea así de hermosa por dentro.

¡Es muy hermosa! Es grande y muy bonita. Mi tía conversaba con la señora mientras Ryan y yo veíamos el segundo piso.

- Que grande la casa. Es bonita.

- ¡Sí! ¡Me encanta! - me lanzo encima de él y lo abrazo.

- Relájate - me mira - ¿Quieres un beso en esta casa?

- Relájate tú también - me besa - Basta - lo aparto.

- Déjame - me abraza.

- ¿Qué opinas? - dice mi tía llegando.

- ¡Me encanta! - la abrazo - Te quiero mucho.

- ¿Entonces te gustaría venirte a vivir aquí?

- Sólo si tú quieres también.

- De acuerdo. Lo compro - le sonríe a la señora.

Mi tía hizo todos los tramites y por fin la casa es nuestra. Ryan estuvo todo el tiempo conmigo. Se siente lindo que alguien más que tu tía te quiera y se preocupe por ti. Los quiero mucho. A ambos.

Cuando viajabamos a Manhattan, a mi tía le dio hambre y quiso ir a comer a alguna parte.

- ¿Qué les gustaría comer?

- Pizza - digo mirándola con una sonrisa.

- ¿Tú igual quieres pizza?

- Lo que ustedes quieran comer. Yo como todo lo que me den - mi tía sonríe.

- Bien. Yo igual quiero así que iré a comprarla.

- Ok.

- Busquen un puesto para que podamos sentarnos mientras.

- Claro - sonrío. Ella se va - Es raro. Aún no somos nada y vienes a verme.

- ¿Cómo que nada? Somos amigos con derecho.

- Pero igual. No tienes que estar todo el tiempo conmigo. Tienes vida.

- Me importas y al menos hasta que me aburra de ti, querré estar contigo siempre.

- Me dolió - hago un puchero.

- Soy directo y sincero - dice sonriendo.

- No me gustan las personas directas - hago un puchero. Él pone sus manos en mis hombros, también hace un puchero y pasa su labio por el mío - pero eres tierno.

- ¿En serio? Que triste.

- No es triste. A mí me gusta que seas así porque soy sensible.

- Awww. Que eres tierna - me abraza.

- Hace calor. Suéltame - lo empujo.

- No me importa - dice cantadito y me vuelve a abrazar.

- ¡Ah! - grito - Que relajante los latidos de tu corazón.

- Todo es relajante en mí.

- Que pervertido sonó eso.

- Igual. Ya. Sentemonos o tu tía te va a retar.

Mi Amiga La Gorda Där berättelser lever. Upptäck nu