Cuando te enamoras, cuentas las estrellas✩.

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  Y es así cuando te enamoras. Sientes que todo es perfecto. El cielo estrellado, la luna resplandeciente, el lago del azul tan puro, brilla con el resplandor, y es entonces cuando decides contar las estrellas. Y eso es lo que le pasa a los enamorados, ¿no? Recuerdas. La primera mirada, con la que todo empezó. La primera charla. Ah, el primer beso. 

  Enamorarse es algo serio. Puede que solo sea por un corto tiempo, puede que sea para toda la vida. Es por eso que cuando te enamoras te sientes en el cielo. Cuando te enamoras todo es perfecto. Eres feliz, estas feliz. 

  Y es por eso que cuando te desilusionan sientes que morirás, ¿por qué? Es una simple respuesta, porque te enamoraste de verdad, por un tiempo, por una vida, por la eternidad, por lo que sea. Te enamoraste y esa persona te rechazó.

  –No sentimos lo mismo, yo te amo, pero no es como tú me amas a mí. Además, pronto ya no estaré aquí –era como ella me había rechazado.

  Ella sentía lo mismo, lo sabía, lo había jurado. Me lo había jurado. Yo le había jurado lo mismo. Nos habíamos amado, es cierto, ella no lo aceptaba. Yo la amaba y ella me amaba. Nos habíamos enamorado. 

  Aquel día nos habíamos despedido para siempre, con nuestro último beso, sus lágrimas habían empapado mis mejillas mientras que las suyas ya estaban mojadas. Nuestro último beso.

  Había aceptado lo que ella quería, hicimos tantas cosas, las que ella siempre quería, porque es así cuando te enamoras, haces lo que sea por el amor, haces hasta la más mínima estupidez, sea malo, sea bueno, lo haces, porque es así cuando te enamoras.

  –Me lo habías jurado, que me amabas. Yo te amo, aunque tú no me ames. Ya no estarás, te irás. Y yo me iré contigo –ella había abierto los ojos para cuando le había dicho lo último. Me lo dijo por millonésima vez. No podía ir con ella.

  Nos habíamos abrazado por última vez, nuestro último abrazo, el más reconfortante de todos, el de la persona que amas. El de la persona que más he amado. Yo lo sabía, desde la primera vez que la había visto, en el parque, sola y bajo la lluvia, ella me había mirado mientras yo había corrido hacia ella para taparla, desde ese día, yo lo había sabido, ella era mía y yo suyo. Nos pertenecíamos, porque eso es lo que pasa cuando te enamoras, le perteneces completamente a aquella persona de la que te has enamorado.

  –Siempre seré tuya –había dicho, sus labios rozando los míos.

  –Y siempre seré tuyo –le había contestado iniciando el beso.

  Fue entonces cuando el beso se profundizo hasta hacer que nuestras almas desearán lo que todos los amantes enamorados desean, nuestra última noche juntos, siendo uno mismo. 

  –Te amo –ella me lo había susurrado al oído, sus pechos rozando el mío.

  –Te amo, bomboncito –le había dicho, haciendo que ella estallara en carcajadas ante el apodo que tenía de pequeña.

  Sí, esa fue nuestra última noche juntos, ella tuvo si último día y lo utilizó solo para estar conmigo, porque creo que eso harían los enamorados, ¿no? Quieres pasar el mayor tiempo con esa persona especial, porque eso pasa cuando te enamoras.

  Cuando te enamoras sientes que todo es perfecto, quieres ir detrás de aquella persona, pero hay casos en que la única solución es la más temida por todos. Pero eso no me lo impedirá a mí. Porque eso es lo que pasa cuando te enamoras, haces lo que sea por esa persona. Yo me enamorado, no fue por un tiempo, ni fue un amor pasajero, me he enamorado para siempre. Ella dijo lo mismo, se enamoró para siempre de mí, y yo de ella.

 Es lo que pasa cuando te enamoras, cometes cualquier estupidez y es porque de verdad te has enamorado. Dicen que a la edad de los 19-20 los jóvenes sienten que es el amor de su vida, pero después se cansan y lo botan todo. Ese no es mi caso, yo me he enamorado para toda la vida, como ella lo ha hecho de mí. Por el resto de nuestras vidas. Lástima que el resto de su vida solo constaba de 4 meses, nuestros mejores cuatro meses.

 Estaba seguro de que ella estaría en donde nos hemos encontrado después del parque, donde la he salvado por segunda vez, en el acantilado del bosque. Ella está en el cielo, lo sé porque siempre la vi como un ángel. Es por eso que quiero seguirla, la seguí hasta aquí. En el borde del acantilado, cuento las estrellas.

  Cuando te enamoras sientes que estás en el cielo, y es por eso que me he puesto a contar las estrellas. Cuento las estrellas mientras recuerdo todo lo que pasamos ella y yo. 

  Una: nuestro primer encuentro. 

  Dos: su primera risa para mí. 

  Tres: nuestra primer cita. 

  Cuatro: nuestro primer abrazo. 

  Cinco: nuestro primer beso. 

  Seis: nuestra primera noche siendo uno solo. 

  Siete: nuestro primer susto. 

  Ocho: nuestra primera visita al médico. 

  Nueve: nuestra primera tristeza. 

  Diez: será nuestro reencuentro.

  Y es cuando saltó al vacío, esperando poder encontrarla, nuestro primer momento juntos después de que ella se fuera, hace un mes.

  Porque cuando te enamoras, cuentas las estrellas, recordando.

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