Había llegado a mi casa cansado, lo único que quería era darme una ducha y descansar, por ahora ese era mi plan hasta que Damien llamó.
No duro mucho aquella llamada, él me aviso que Marinette a duras penas había aceptado encontrarse conmigo, ahí supe que descansar ya no estaba en mis planes...

"Mierda que fue rapido"-pensé.

Necesitaba arreglarme, pero primero una ducha express para despejarme. Al terminar, me coloque uno de mis nuevos trajes pero esta vez quería que mi pecho se viera, mi objetivo era causar sensualidad ante sus ojos, cautivarla con mi mejor "pose".

Desabroche los tres primeros botones de mi camisa, cosa que no suelo hacer ya que siempre llevo corbata. Mi cabello desordenado, pero para que quede más esponjoso, debo secarme con un secador...
Así pasaron más o menos treinta minutos hasta que el momento llegó. Escuche como tocaban la puerta y sentí como mi corazón se aceleraba, estaba nervioso pero tenía que estar serio si quería que se tragara el cuento.

Yo vivo en el último piso de un edificio de lujo pero, a comparación de otros departamentos, el mío es el más grande de todos... Me coloque en frente al gran ventanal que dispone de una vista majestuosa de París, revolvi mi cabello para acto seguido colocar mis manos en los bolsillos mientras daba un gran suspiro. Una vez listo y dispuesto a todo, hice que entrarán...

-Disculpe, pero la invitada esta aquí.-dijo mientras le permitía el paso a la dama.

-Me alegra mucho que hayas aceptado venir señorita Dupain-Cheng.-dije mientras giraba para quedar de espaldas al ventanal.- Damien gracias por haberla traído, puedes irte.

Tras una ligera reverencia, Damien hizo lo ordenado. Estábamos solos, nadie podía abrir esa puerta ya que se abre desde adentro, o en otros casos, con un interruptor que sólo yo poseo. Tranquilamente podría haber tirado el plan al carajo, podría haberla agarrado de la cintura y atraerla a mis labios, ir más haya toda la noche... Pero como dije, podría... Aún que, si lo hiciera no pasaría nada malo.

-Me imagino que ya sabes porque estas aquí...

-No pretendo pagar nada.-se cruza de brazos.

-Eso es un problema... Yo quiero todo mi dinero de vuelta pero tú padre escapó.

- Lo se, entró a mi departamento y destruyó todo sólo para encontrar mis ahorros.

-Vaya, que buen padre tienes.-dije mientras me acercaba al sofá.

-Como sea... Como dije antes, no pienso pagar nada de lo que el causó.-rodé los ojos- No tengo nada que ver en todo esto, asi que si me disculpa, vuelvo a ordenar el desastre que el causó en mi casa...-se da la media vuelta.

-Como te dije preciosa, yo de alguna forma conseguiré lo que es mío, y eso te incluye...-dije mirándola de reojo.

-¿Eso que significa?- se paró en seco para poder verme.

-Significa que tu amado papi te entrego a mi como pago antes de que desapareciera... Lo tengo escrito.-sacó una hoja.

-¡Eso es una mentira!, ¡él no tiene derecho sobre mi porque soy mayor de edad!-dijo tratando de arrebatarme la hoja pero la esquive.

-Eso es cierto... Pero sería una lástima que todo lo que lograste hasta ahora sea destruido... ¿Verdad?- me encorbe para estar a la altura de su cara.

- Tu estas totalmente loco...

- Puede ser... Pero sólo quiero una sola cosa.

- ¿Y que se supone que quieres?

- Tu cuerpo.

Se sorprendió, y más cuando la caze por la cintura. La atraje hacia mi para acortar más la distancia y así poder estampar mis labios con los suyos...
Al principio se resistió, peleó por liberarse pero sin dejar de besarnos; tal vez sea porque la sujetaba de la nuca también. Intentaba abrir su boca, quería y necesitaba demostrar quien mandaba en ese beso, asi que, ¿qué mejor manera de abrir su boca que mordiendo su labio?, les digo que funcionó a la perfección, sentí como cada vez ese beso se volvía más apasionado, mucho más ardiente con nuestras lenguas luchando por el dominio.

¡Domando A La Fiera! ||Adrianette||Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang