Reto #1: Cambio de género

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—¡Lemony! —saludó con la misma sonrisa y ojos radiantes de siempre, no con la boca y ceño fruncidos que esperaba.

—¿Qué? ¿Me reconoces? —En cambio, Lemony fue quien colocó esa expresión.

—¿Cómo Hydra no reconocería a Lemony? ¡Ha sido la mujer más importante en su vida este año! —Buster abrió los ojos de más. «¿Mujer?»—. ¿Qué sucede? ¿Este color tampoco le queda bien a Hydra ahora?

—No, nada. Descuida. —Movió las manos en el aire.

No era exactamente igual que antes; Hydra aún lo miraba —la miraba— como si fuera el ser más precioso, pero no le transmitía la misma sensación. No sabía identificarla, solo estaba segura de que no era el mismo amor platónico de los últimos meses. Excluyendo ese detalle, no había más diferencias con el trato que le tenía. ¿La consideraría su mejor amiga?

Hablando de amistades, ¿cómo sería Florian? Un escalofrío la sacudió. Todo apuntaba a que sus conocidos olvidaron la existencia de Lemony como un hombre, ¿qué clase de relación tendría con su mejor amigo ahora? ¿Podría ser que...? «No, no», negó con la cabeza. «Pareciera que las cosas son lo más similares a lo que eran, así que de seguro me ve como una hermana». No pudo evitar sonrojarse —extraño, eso no solía sucederle— por sus pensamientos. Le daba curiosidad descubrir cómo se llevaban, mas aguantó las ganas para ahorrarse conversaciones incómodas con Hydra; todavía estaba en su casa.

Durante un descanso en la revisión de la paleta de colores, ella le preguntó si iría con alguien a la inauguración del parque. Solo por querer deshacerse de la intriga pronto, aceptó sin rodeos la propuesta de ir juntas para aprovechar y vigilar cómo le iba a Florian ahora que estaba maldito. Mataría a dos pájaros de un tiro: comprobaría que de verdad le habían lanzado una maldición a su amigo y vería qué tal se relacionaba con él. Basándose en cómo lo decía Hydra, parecía que eran bastante cercanos aún.

Vestirse para el evento fue sencillo. Trabajaba con modelos en la marca de ropa más importante del país, por supuesto que sabía cómo armar un buen atuendo. Claro, fue muy extraño adaptar esas reglas a su cuerpo, pues era bastante más atlético que el de las mujeres a las que solía aconsejar. Agradeció que su cabello fuera corto, no hubiese sabido qué hacer con él; solo le tocó improvisar con el maquillaje, y hacer eso  que se sintió muy, muy raro.

Recogió a Hydra en su auto y llegaron al lugar temprano. La inauguración empezaría en una hora, más o menos, pero así lograrían entrar primero. Desde su posición, podían ver los primeros metros del parque: muchos arbustos florales delineaban el camino principal con colores bien combinados, algunos bancos de madera esparcidos y unas cuantas aves volando por ahí; todo tenía la apariencia natural que se había prometido, el Greeny estaba destinado a ser el espacio verde de la capital. Lemony no podía apartar la mirada de las flores; siempre le habían gustado y mucho más si sus colores eran vistosos, pero ahora se sentía aún más atraída por la belleza de sus tonalidades.

—Les tengo que tomar una foto para subirla... —murmuró, absorta en el paisaje.

—Sabía que este lugar sería tu perdición. —Escuchó a un hombre a su espalda.

—¡Floripondio! —Giró rápido a verlo, la parte larga de su cabello haciéndole cosquillas en el rostro.

—Oye, tengo una cita, ¿recuerdas? No me llames por apodos —susurró lo suficientemente cerca para que su compañera no lo notara.

Florian confirmó su sospecha: los demás actuaban como si siempre hubiese sido mujer. No había impacto en su expresión ni la molesta voz casi gritada de sus momentos de confusión. «Al menos parece que nuestra amistad sigue igual», suspiró por dentro.

Conociendo a mi personajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora