Prefacio

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No estaba claro cuáles eran las circunstancias que debían darse para que nacieran, simplemente lo hacían. Aparecían de la nada, como si siempre hubiesen estado allí. Y lo habían estado. La historia estaba surcada de menciones a estas criaturas, desde Mesopotamia hasta las nuevas civilizaciones, pero nunca se había llegado a un acuerdo sobre su procedencia. Nadie fue capaz de despejar aquella incógnita.

Se las conocía como Ciudades, pues eso eran. Tenían forma humana pero guardaban en su interior cada rincón y cada habitante de los grandes núcleos urbanos de la civilización. En su piel se vislumbraban los grandes acontecimientos del lugar, las guerras que las habían golpeado, los incendios y las hambrunas que las habían asolado. Ostentaban sus títulos en brillantes tatuajes de los que se sentían orgullosas y dentro de ellas latía el corazón de la población a un solo son.

Habían aparecido progresivamente a lo largo del tiempo. Las primeras lo hicieron en Oriente, y Grecia se vio repleta de ellas; de pequeñas polis que corrieron distinta suerte, que desaparecieron sin dejar rastro o murieron en la batalla. Pero también hubo algunas que sobrevivieron.

Como cada ciudad, cada una de las Ciudades vivió su propia historia. En conflictos armados fueron las primeras en tomar parte, marchando junto a sus gentes al campo de batalla, otorgando un apoyo incondicional a quienes juraban protegerlas, luchando por decidir su propio destino. Pero no siempre estuvieron de acuerdo con las decisiones de su pueblo, no siempre fueron consultadas ni tenidas en cuenta sus opiniones. Sin embargo, siempre fueron ellas quienes sufrieron.

Durante muchos siglos los historiadores han ignorado a las Ciudades en beneficio del pueblo. Nadie les ha preguntado, nadie ha intentado conocer su punto de vista, la verdad tras las leyendas y rumores. Nadie ha creído oportuno acudir a las únicas personas (o ciudades) que podían hablar con total sinceridad e imparcialidad de los acontecimientos ocurridos, que los llevaban tatuados en la piel y los mantenían vivos en su memoria.

Hasta ahora.

Hasta que caigan los muros de Troya (Ciudades #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora