La Dama de la oscuridad.

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Para nosotros era como una niña, una de las pocas a las que les permitimos conocernos. Siempre nos buscó y quiso ser parte de nosotros. Era un alma alegre de movimientos danzantes, de una esencia delicada y una gracia parecida a la de una bailarina de ballet. Ante nuestros ojos era como un pastelito de fina repostería; al permitirle unirse, sería como devorar aquel delicioso manjar. La condujimos a la orilla donde las olas jugaban; ella entendía lo que nosotros esperábamos y sabía lo que tenía que hacer. Así que nos desvanecimos entre las sombras para evitar presionar su decisión. Era luna llena y el mar parecía un poco intenso; la espuma que brillaba dejaba ver la fuerza del momento. Ella caminó un tiempo, queriendo tocar el agua con sus pies descalzos, como todos siempre dudamos para entregarnos. Todos fuimos testigos del momento en que la luna la poseyó; su caminar titubeante se convirtió en uno tan fluido como aquellas olas de espuma brillante que danzaban al ritmo de la luna. Así ella se unió a aquella danza; yo nunca había visto a nadie disfrutar como ella. Después de complacer su pasión, abrió sus brazos y se dejó caer para envolverse, uniéndose por completo a aquella danza de luna. El silencio era roto por el sonido de las olas contra las rocas. Esperamos un tiempo y fuimos a recogerla; aquella dama nos había encontrado y entregó todo por nosotros. Era nuestro turno; sin duda, la muerte borra toda inocencia, pero no pudo corromper su gracia. Al abrir los ojos, ella ya era una más de nosotros; la inmortalidad se veía en sus ojos. Ella se convirtió en una dama de la oscuridad.

Notas de una Noche Eterna.Where stories live. Discover now