Capítulo 8 / Accidente inesperado

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Minutos antes del accidente

Martín de la Roca, el actual embajador de México en el Reino Unido, se estaría preparando para salir temprano hacia el Aeropuerto Internacional de Hearthrow, ubicado en las afueras de la gran manzana londinense. Tenía programado salir de viaje a México; en esta ocasión le esperaba una reunión con el Presidente de su nación. El punto de reunión no sería otro lugar que la Residencia Oficial de los Pinos. Por alguna razón el soberano Presidente de la República quería tener a Martín de vuelta al país, al menos por unos días, y con carácter de urgente. Hasta entonces, el soberano embajador no sospechaba nada fuera de lo común.

Para suerte del embajador, el avión privado ya estaba totalmente reparado y listo para iniciar operaciones. No obstante, las autoridades británicas exigían a los pilotos locales y de todo el mundo tomar precauciones a la hora de volar, pues después del atentado del 11 de Septiembre suscitado apenas ayer, las mismas autoridades locales se habían encargado de tomar las medidas necesarias, a fin de evitar que se volviese a repetir lo sucedido en Nueva York, en los interiores del grandísimo país estadounidense. Incluso algunas aerolíneas tuvieron que cancelar todo vuelo que vaya para Estados Unidos o incluso México. No obstante, siendo un asunto de estado gubernamental exterior, y contando con un salvoconducto para poder viajar del Reino Unido a México sin problemas, el Embajador ya se encontraba listo para abandonar por unos días la nación inglesa.

Estando en el aeropuerto, Martín de la Roca fue guiado junto con su asistente, dos pilotos, un reportero corresponsal, un guardaespaldas y dos sobrecargos hacia los detectores de metales y drogas. Todos ellos tras haber sido inspeccionados por las autoridades locales, finalmente llegaron hacia el avión, los pilotos comenzaron a calentar motores, a la vez que el resto del grupo se aseguró de estar cómodos y seguros en sus asientos, a fin de disfrutar del viaje sin problemas.

Una vez saludado a la torre de control y haber obtenido de forma oficial el permiso correspondiente para el despegue, el piloto de la aeronave procedió a acelerar. Y finalmente el Boeing 737 fue ascendiendo sin problemas, en dirección hacia la nación mexicana.

No obstante, unos minutos después de haber despegado, y habiendo alcanzado por lo menos unos 2,000 pies de altura, ocurrieron una serie de problemas: Se detectó humo desde alguna parte del avión, por lo que se procedió a investigar la fuente de daño. El problema parecía provenir de afuera; y justamente así era: Uno de los motores del avión comenzó a echar humo hacia afuera, lo que llevó a tomar la rápida decisión de regresar al aeropuerto y aterrizar allí de emergencia.

El piloto rápidamente comenzó a dar aviso a la torre de control del aeropuerto e inmediatamente posicionó lo más que pudo el avión, a fin de poder aterrizarlo en la pista; pero poco antes de alcanzar el suelo, comenzaron a experimentar otro problema y esta vez fue dirigir el avión, por lo que el aterrizaje resultó en una aparatosa caída en picada. Para eso entonces ya no se encontraban más que a unos pocos metros del suelo, pero igual la sola caída provocó pánico entre la poca multitud que yacía allí abordo.

El avión cayó sobre la pista, pero fue rechinando contra el pavimento, ya que ni los trenes de aterrizaje funcionaron en el acto, por lo que se fue arrastrando y a su vez deteniéndose poco a poco, hasta atorarse por completo sobre un área verde cuidadosamente podada, y un tanto alejada de la pista de aterrizaje. Y como si todo esto no hubiese sido suficiente, en uno de los motores del avión comienza a haber fuego, que rápidamente comenzó a expandirse dentro del mismo, amenazando con provocar una desgracia todavía más grande. La vida de los pasajeros, incluyendo la del embajador Martín de la Roca, estaba en juego.

De inmediato llegaron al lugar de los hechos las unidades de emergencia, bomberos, elementos de la Scotland Yard y paramédicos, así como también autoridades del aeropuerto. Los bomberos se esfuerzan en apagar lo más pronto posible el fuego, mientras que los elementos de la policía londinense rodean el lugar, y los paramédicos quedan a la espera de que los bomberos hayan apagado por completo el fuego para así inmediatamente socorrer a los afectados.

Patricio y Patricia: Reencuentro en LondresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora