The final countdown

Antes de poder darme cuenta, me encontré cargando el maletero del automóvil con las cosas. Frank seguía cantando el estribillo de la canción, a pesar de que la pista había terminado hace varios minutos atrás. El ritmo me atraía también y cuando terminamos nos abrazamos junto al auto para besarnos una vez más.

- Tus vecinos deben amarme -Frank murmuró contra mis labios, yo sonreí cerrando los ojos. Frank adoraba la música fuerte durante la noche y jugar con Skeletor durante la mañana. Supongo que sí. Al menos yo... yo lo amaba. O lo quería. Demonios.

- Seguro -rió besándolo una vez más.

Cuarenta y cinco minutos después estamos descargando el maletero en una solitaria playa al sur de la ciudad, Frank estacionó bastante cerca de la playa y vaca se dedicó a correr detrás de las palomas. El sol estaba en medio del cielo y realmente era un bello día. La compañía lo hacía aún mejor. Nos sentamos frente al mar, sin decir palabras, simplemente admirando cómo las olas rompían y se recogían en ese interminable vaivén. Y nuevamente sobraban las palabras, gozando de unos de esos momentos en que mente y alma estaban tan llenas de vitalidad que difícilmente podría expresarse con toscas frases prefabricadas. Skeletor era el único que rompía el silencio con sus ladridos, para ser un perro viejo estaba en buena forma.

- ¿Cómo estás? -Frank me preguntó, mirándome de reojo. Yo cerré los ojos e inspiré fuertemente.

- ¿Con respecto a qué? -pregunté de vuelta, Frank rió.

- Con respecto a todo... a tu enfermedad, a mí, a tu madre, a esto.

Me recosté sobre la arena, intentando poner en orden mis pensamientos, en cualquier orden. Pero era imposible. En ese momento sólo estaba él en mi mente. Mi madre, el cáncer, todo se podía ir a la mierda... porque estaba con Frank.

- Perfectamente -contesté- Perfectamente...

Frank suspiró, obviamente disgustado ante mi respuesta pero sin ganas de intervenir más-: Me alegra escuchar eso.

Nuevamente nos sumimos en el silencio, podría jurar que podía escuchar sus latidos pero seguramente eran los de vaca que se había recostado a mi lado. Y sonreí, sin saber por qué, sonreí. Quizá sí sabía porque sonreía: Frank. Él debería ser la respuesta eterna para las sonrisas. Mi mente comenzó a pensar en torno a él ¿Qué es lo que sentía por él? Exactamente no lo sabía. Era una serie de sentimientos. Pero estaba muy cerca al amor.

- A veces me pregunto -comencé mirando hacia el horizonte, la respiración de Frank se ralentizó-, si el mundo no podría abandonar su curso siempre hacia delante, sólo un momento... un momento para nosotros dos.

Sentí la mirada de Frank sobre mí, lo miré de reojo y lo descubrí con un gesto similar al de vaca cuando le decía algo. Sonreí y volví a mirar hacia el horizonte. Porque si seguía mirándolo a los ojos entonces todas mis palabras se tornarían balbuceos sin sentido.

- Míranos -continúe- En momentos así de perfectos olvido que me estoy muriendo...

- Yo no te veo como un enfermo terminal, Gerard -me interrumpió con un tono de voz algo fastidiado, sabía de antemano que no le gustaba escucharme hablar así de mi inminente destino- Para mí sólo eres tú...

Suspiré fuertemente y busqué la mano que estaba más cerca de la mía, Frank cruzó de inmediato sus dedos con los míos y me sonrió, transmitiéndome calma. Yo suspiré fuertemente antes de proseguir.

- Es tan injusto... Estamos aquí, contentos, tranquilos, incluso; me atrevería a decir... -lo miré nuevamente y él alzó ambas cejas de manera interrogante- Enamorados...

Las cejas de Frank cayeron más no dijo nada, retiró su mano y abrió levemente la boca. No me miraba a mí, sino que observaba algo sobre mi hombro izquierdo y yo reí estúpidamente. Mirando al mar y deseando que una enorme ola me tragara en ese mismo instante. Bajé la cabeza y negué un par de veces, maldiciéndome internamente por mi atrevimiento. Sentía los ojos de Frank fijos en mí, más aun no decía palabra.

- Lo siento -necesitaba romper el silencio, me mordí los labios antes de seguir- ¿Fue muy pronto? -Negué nuevamente, él no decía una maldita palabra- Soy tan estúpido. Igual, no eres la primera persona con quien lo arruino todo de esta manera -las palabras abandonaban atropelladamente mi garganta, luchando por salir al mismo tiempo. Podría jurar que tenía el rostro completamente rojo.

- Gerard...

- Disculpa ¿Okay? No te sientas presionado ni nada, no tienes por qué corresponderme ¿Por qué deberías? No tienes por qué, yo soy el idiota -exclamé exaltado, poniéndome de pie.

- Gerard... -se puso de pie igualmente, tenía la frase 'Lo lamento' grabada en el rostro. Y todo era culpa mía. Por haber arruinado un día tan perfecto con mis estupideces.

- Qué vergüenza, no sé cómo demonios mirarte a la cara -seguí, ahora frotándome ambos ojos de forma desesperada.

- Gerard... -bufó.

- Disculpa mi atrevimiento. Si quieres podemos hablar dentro de unos días, te iré a ver a la consulta o que se yo. Pero no dejes de hablarme por esto, eres demasiado impor... -pero me interrumpí de pronto. Ahí iba de nuevo, tan patético que daba lástima- Volveré sólo a casa. No tienes porqué ir a dejarme, pero... ¿Me prestas 10 dólares para el taxi? Vine sin nada de dinero y tengo que irme con vaca y yo...

- Gerard por Dios -me interrumpió acortando el espacio entre los dos, su rostro, el lugar de lucir sorprendido o asqueado parecía divertido. Se estaba riendo de mí. Peor aún. Una de sus manos se instaló en mi mejilla y alcé una ceja, sin saber qué decir. Pero no fue necesario, antes de poder comenzar con otra verborragia sin sentido, me besó. Y para mí, eso fue respuesta más que suficiente- Yo sí estoy enamorado de ti -sonrió acariciando mi mejilla, con sus ojos fijos sobre los míos.

Relajé mi cuerpo y le sonreí de vuelta, buscando sus labios una vez más. Completamente perfecto. En el momento en que dejamos de besarnos el celular de Frank sonó, era alguien del hospital y se alejó para hablar en paz. Yo hice lo mismo, necesitaba desahogarme con alguien, no con alguien, con Billie. Su celular sonó un par de veces antes de contestar, sonaba cansado. O estaba durmiendo o estaba teniendo sexo. Cómo sea.

- Se lo dije.

- ¿Qué le dijiste?

- Que estoy enamorado de él, que lo amo.

- ¿Qué te dijo?

- ¿Tú crees que si hubiese sido una negativa te estaría llamando tan contento?

- Conociéndote... -suspiró, yo rodé los ojos.

- ¿Y cómo te sientes al respecto?

- No lo sé -suspiré mirando a Frank, cómo se balanceaba sobre la punta de sus pies mientras hablaba, se giró y me hizo un gesto con la mano, sonriéndome, yo sonreí también- Es cómo navidad...

- ¿Qué?

- Ya sabes, como cuando quieres mucho algo, de verdad lo deseas, pero no tienes dinero para comprarlo y tus padres te dicen que simplemente no puedes tenerlo porque se sale del presupuesto, pero luego llega navidad y hay un paquete bajo el árbol, lo abres y es justo lo que esperabas.

- Lo que más ansiabas...

- Exactamente.

Corto la comunicación y siento los brazos de Frank cerrarse en torno a mi cintura, guardo el celular y me quito el gorro de lana, dejando a mi cabeza desnuda sentir la brisa del mar. Miro a Frank quien me sonríe y simplemente lo beso. Los momentos perfectos no deberían terminar nunca.

Pero la realidad opina exactamente lo contrario.


aprendiendo a vivir; frerardWhere stories live. Discover now