Prólogo

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Desde el momento en que nació mi hermano sabía que tendría problemas, que desde ese momento mis padres dejarían de prestarme atención, que pasaran bastante tiempo con el como para darse cuenta si he comido o si he cumplido con mis tareas, que se preocuparan tanto por si ha tomado sus medicamentos que olvidaran preguntarme si tuve un día bueno en la escuela, supongo que soy lo suficiente egoísta como para molestarme con ellos y con mi hermano, sabía que no era su culpa que haya nacido así, mucho menos era la culpa de mis papás, pero tenía miedo a acostumbrarme a la idea de que ahora nuestras vidas serán diferentes.

Primero era difícil llegar y fingir que todo estaba bien, no poderlos ver cocinar juntos más con esa irritante música de cuando mi mamá era adolescente, era lo más difícil de todos los días, saber que pasan la mayoría de sus días encerrados cuidando a su hijo enfermo, sabía que ellos no merecían eso, pero no era capaz de decirles.

Cuando mi hermano murió fue el día más triste de mi vida, algo que nunca entendí, a diario me sentía molesta porque ellos pasaban todo el tiempo con él, me sentía mal porque ellos solo se preocupaban por él, pero cuando realmente lo perdí sentí que algo me faltaba, sin saberlo el me hacía sentir completa, escuchar su voz en las noches diciendo que le duele era lo más reconfortante, no el hecho de que le dolía, si no que seguía aquí con nosotros, vivo. Fue cuando su voz pidiendo ayuda nos levantó una noche como cualquier otra, pero esta vez era diferente, ya no eran quejas de un niño herido, era algo más, y en ese momento sabía que todo cambiaria de nuevo y yo no estaba lista de nuevo para un cambio.

Desde entonces yo creía que mis padres volverían a prestarme atención, se volverían a preocupar por mí y por mis calificaciones, por verme regresar de clases con una sonrisa y una larga historia que contar, pero no fue así, empezaron a ver peleas, más de las que antes podía imaginar, discutían por cualquier cosa, de alguna manera u otra siempre había un pretexto para salir de casa, cuando menos me lo espere estaban firmando un acta de divorcio. Sabía que se sentían mal por la muerte de mi hermano, pero jamás creí que llegarían a eso.

Después me mude con mi madre a Sydney, Australia un año después, donde conoció a Adam un hombre divorciado con dos hijos, una niña y un niño, el cual fue lo suficiente bueno para que dos años después se comprometieran formando una nueva familia "feliz", así fue como mi madre me obligo a vivir con una nueva hermana en la misma habitación por el resto de mis días hasta irme de la casa, para ella no fue suficiente tener que casarse con otro hombre así que me cambio de escuela al mismo que mis hermanastros, desde entonces perdió el contacto con mi papá al igual que yo, y así fue como llegue aquí.

Ahora tengo 17 años, una relación bastante extraña con mis hermanastros, creí que sería fácil, pero tener a alguien de mi edad con las mismas necesidades que yo es más difícil de lo que parecía, aparte de tener que soportar las quejas de un adolescente molesto con su mala suerte, tener 15 años y perder una novia no es tan malo como perder a tu hermano y que tus padres se separen, la relación con mi madre parece una montaña rusa, últimamente con más caídas que con subidas, y con mi papá, volví a tener contacto con él, al parecer tiene una relación ahora y piensas casarse pero no sabe cuándo, tal vez los dos pudieron seguir adelante pero de algún modo yo aún no.


Max Miller

Max Miller

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