Capítulo 1: "Espero a mi hermanita"

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Un grupo de enfermeras miraban al pequeño niño, de no más de cuatro años de edad, sentado en la sala de espera. El pequeño tenia una gran sonrisa y no mostraba ningún rastro de sueño.

Las enfermeras no paraban de murmurar, hasta que una de ellas se le acercó amigablemente y se sentó a su lado mientras las otras se disipaban hacía otras áreas.

-Hola —dijo la señorita con voz animada— mi nombre es Stella.

El niño borró su sonrisa y la miró con desconfianza.

-Hola... —dijo él en un susurro.

-Tranquilo~ —canturreo Stella dando pequeños golpecitos en el hombro del menor al notar su inseguridad— ¿No me dirás tu nombre?

-Mi nombre es Allen... —murmuró el pequeño con un leve sonrojo en las mejillas.

-Que lindo nombre —luego de esas palabras de parte de Stella, se formó un intenso silencio, pero no duro mucho— ¿Por qué estas aquí?

-Espero a mi hermanita —dijo Allen mostrándose animado y con la sonrisa de antes, con eso no hubo quien lo calle— ella será muy bonita y jugare todos los días con ella...

Allen no paró de hablar de su hermanita por mucho rato, diciendo cosas como: "yo la protegeré", "seremos muy felices" ; entre otras cosas.

El pequeño también le contó a la señorita Stella sobre como a su madre se le rompió la fuente en casa; claro que Allen lo explicó de otra manera, una manera más infantil; y como luego su vecino llamó a la ambulancia por los alaridos de su madre.

-¿Y tu papi? —preguntó la enfermera aun sin comprender completamente lo que le decía Allen.

-No lo sé —se encogió de hombros— mamá dice que tiene otra mujer.

La joven abrió los ojos como platos mostrando su gran sorpresa al escuchar aquella respuesta del pequeño que hace poco conoció. Allen prosiguió.

-Pero nunca entiendo que quiere decir con eso —él se encogió de hombros.

-Oh... eemm...b-bueno... —la enfermera titubeó, no sabía que decir, así que solo se le dio por cambiar de tema— ¿Quieres un dulce? —dijo ella casi de inmediato y sonriendo algo nerviosa.

El pequeño Allen asintió frenéticamente y canturreando >un dulce~ , un dulce~<  . Stella, la señorita enfermera, sacó de uno de sus bolsillos una paleta con sabor a fresa, le sacó el empaque y se lo dió a Allen, el cual lo recibió con suma alegría.

-¡Stella! —gritó moderadamente otra señorita vestida de blanco- el doctor Mars te manda a llamar —dijo mientras hacia señas para que Stella fuera con ella.

-Ahora voy  —respondió girando un poco para poder verla bien, luego volvió su mirada a Allen y le alborotó los cabellos— me tengo que ir, adiós Allen, pórtate bien.

-Adiós, señorita Stella —sonrió él y volvió a meter la paleta a su boca.

Stella desapareció de la vista de Allen al doblar en una esquina de ese gran lugar. Nuevamente se quedó solo en la sala de espera, aguardando por su hermana menor.

                                                  *  *  *

-Doctor Mars, como le vuelvo a repetir hay un niño en nuestras instalaciones, es muy peligroso para él estar aquí, deberíamos llamar a algún familiar del pequeño, este hospital es el único del lugar así que con solo su nombre completo podríamos buscar su expediente —sugirió Stella.

-Señorita Jiménez... —el doctor Mars quien miraba unos papeles en su escritorio levantó la mirada hacia ella incrédulo— tenemos a muchas personas en la sala de emergencias y usted... ¿Estuvo hablando con un niño?...

Stella sabía que eso estaba mal, sabía que no podía dejar su trabajo así como así solo para hablar con un niño. Ella desvío la mirada algo avergonzada por su comportamiento.

El hombre que estaba frente a ella dio un suspiro profundo lleno de pesadez y prosiguió.

-Dígame en que lugar esta el menor, usted valla a la sala de emergencias que la necesitan allá... —dijo mientras se paraba.

-Gracias —respondió sincera y devolviendo su mirada al doctor— se llama Allen y esta en la sala de espera cerca de las habitaciones de partos.

El doctor Mars asintió sin mucho interés y salió de su oficina seguido de Stella. Él se encaminó hacia el lugar dicho y efectivamente Allen estaba ahí, aun sentado mirando al vacío, sonriendo leve y con la paleta entre sus labios.

Se acercó a él mostrando en su caminar la despreocupación que todo eso le causaba. Allen levanto su mirada encontrándose con unos ojos que lo miraban fijamente, con despreocupación y ahora con algo de curiosidad.

El mayor frunció el ceño haciendo que Allen diera un leve salto sobre donde estaba sentado.

-¿Tu eres Allen? —pregunta el doctor mientras metía las manos en los bolsillos de la bata que llevaba puesta.

El pequeño asintió temeroso ante la grave voz del doctor y su imponente presencia.

-¿Dónde están tus padres?

-Mi...mi mami esta con mi her..hermanita —tartamudeo temeroso Allen.

El doctor Mars lo miró serio, tomo su mano levantandolo del asiento y lo jaló hacía algún lugar. Allen forcejeaba con él pero era obvio que para el otro era como un leve movimiento sin importancia del pequeño Allen.

Ambos llegaron a un módulo de informes y expedientes, el módulo estaba desocupado y solo hacía falta un par de claves para ingresar a la computadora sobre la mesa, una vez desbloqueado, el doctor Mars no paraba de teclear hasta encontrar lo que buscaba.

-Tu apellido...—dijo de repente el mayor aun mirando al monitor.

-¿Qué?  —dijo el pequeño totalmente confuso.

-Que me des tu apellido...

-oh... Dias... soy Allen Dias.

Unos cuantos minutos más y el doctor ya había dejado el computador de lado para ahora coger el teléfono. Hablo un rato más y luego colgó.

-Tu padre vendrá dentro de poco por ti... —fue lo último que dijo el doctor Mars.

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