Parte 1 Sin Título

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Emma se alejó al volante de su coche con Henry a su lado. Algunas lágrimas perlaban sus ojos, que ella, rápidamente, enjugaba con el reverso de la mano. Miró a su hijo y él le sonrió tiernamente. Era consciente del enorme sacrificio que acababa de hacer Regina para que ella pudiera tener una oportunidad de una verdadera historia con su hijo. Miró de forma mecánica por el retrovisor interior y vio la nube verde, señal de la maldición, acercarse cada vez más hacia todas las personas que había dejado atrás. Rezaba interiormente para que Regina tuviera la fuerza necesaria para destruir la maldición antes de que esta se produjera.

Lo último que Emma vio por su retrovisor fue a Regina derrumbarse en el suelo mientras un haz violeta la golpeaba en pleno corazón.

Regina cerró los ojos algunos instantes para juntar su valor y levantó las manos en dirección a la maldición que se dirigía hacia ellos. Pensó con todas sus fuerzas en su amor por Henry y en esa nueva vida que le ofrecía con su madre biológica.

Sus manos enviaron haces violetas que entraron directamente en el corazón de la nube, pero antes de que pudiera darse cuenta, un haz se proyectó hacia ella, golpeándole en pleno corazón, dejándola inconsciente en el suelo. Snow se precipitó hacia Regina para comprobar si aún estaba viva cuando escuchó unos neumáticos derrapar cerca de sus oídos.

«¡Regina...Regina!» gritó Emma apartando a Hook y a David a su pasó

«¡Mamá!» siguió Henry de cerca

«¿Qué ha pasado? He dado media vuelta en cuanto he visto a Regina caer al suelo»

«No lo sé...ha intentado parar la maldición, pero parece que su magia se ha vuelto contra ella. Ha recibido un haz en pleno corazón y después se ha desmayado. Está viva, pero inconsciente...» respondió Snow dejando sitio a Emma y a Henry cerca de Regina

«De hecho, ha logrado detener la maldición...» declaró Hook señalando al cielo azul encima de sus cabezas «...la nube ya no está, y aparentemente estamos todos aquí, en fin, quiero decir que nos acordamos de quiénes somos»

«Hay que llevarla al hospital enseguida. Neal, ayúdame a meterla en el coche, por favor»

Neal obedeció rápidamente levantando delicadamente a la Reina para dejarla en el asiento de atrás del coche de Emma, que arrancó antes de que Henry tuviera tiempo de abrocharse el cinturón de seguridad.

Todo el mundo miró el escarabajo amarillo correr hacia la ciudad sin atreverse a decir ni una palabra. David abrazó a Snow que se acurrucó contra él, y propuso al pequeño grupo ir al encuentro de Emma al hospital para tener noticias de la que una vez más les había salvado la vida.

«Todo va a ir bien, chico...ella se va a poner bien...es fuerte, va a salir de esta...» no dejaba de repetir Emma a Henry, quizás para convencerse ella también.

«¿Qué ha pasado?»

«¡No tengo la menor idea...pero diría que tu madre acaba una vez de salvarnos el culo!»

«Entonces, ¿ha detenido la maldición, es eso? ¿Lo ha logrado?»

«En todo caso, eso parece ser...¿qué no haría ella para llamar la atención, eh?» bromeó Emma deteniéndose de cualquier manera en la puerta del hospital.

Tres días. Hacía tres días que Emma y Henry velaban a una Regina inconsciente en el hospital. El doctor Whale les había asegurado que Regina no corría peligro de muerte, iba a despertarse, pero solo que no sabía cuándo.

Lejos de estar tranquila, Emma había decidió quedarse cerca de la segunda madre de Henry para estar presente cuando se despertara.

Los habitantes de Storybrooke se acercaban, por turnos, para saber de su estado, Snow llevaba la comida preparada por Granny dos veces al día, pero se iba a menudo con los platos sin tocar. Hook y Neal iban también a visitar a Emma e intentaban distraerla proponiéndole ir a tomar un café, uno y algo más fuerte, el otro, pero Emma prefería no abandonar la habitación por si Regina se despertaba.

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