only rich, only love

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El que Steve Harrington observe por mucho tiempo a Jonathan Byers desde su puesto en el aula de clases, no quiera decir que es un acosador. Tampoco quiera decir que se ha preocupado por la calidad de la ropa que lleva que unos huecos en la parte trasera de su playera, que a pesar de ser pequeños, se puedan ver o que su bolso tenga varias remendadas junto con parches; también el que sus ojos tengan ojeras o que las clavículas se le hayan marcado mucho más desde la ultima vez que se vieron.

Claro que Steve no es un acosador, es un observador. Y tampoco le importa lo que Byers haga con su vida o si come bien, si viste bien o si quiera sabe que él lo esta observando.

Claro que no.

Entonces Jonathan gira su cabeza y fija su mirada en la parte de atrás donde hay más alumnos aburridos por la clase de Geometría esperando que toquen la campana. Harrington y Byers hace una cierta conexión con la mirada. Steve se fija en sus ojos: en la forma, color y la intensidad. Se fija en el cabello, los rasgos de su cara y entonces pasa su vista a los labios del contrario. La víctima de la observación de Steve parece darse cuenta y baja la mirada mientras sonríe. Vuelve su mirada al pizarrón.

Steve queda anonadado por lo sucedido, por lo que acaba de pasar en su mente y por sus acciones. Entonces cae en cuenta que le provocó a Jonathan Byers una sonrisa, algo penosa, muy sincera que no ha visto desde el suceso del Demongorgon.

Sigue observando al chico a unas cuantas bancas al frente de él, desde su movimientos hasta su respiración. Jonathan pasa una mano por su oreja pasando unos cabellos que le caen por la cara. Sus manos parecen muy suaves y el color de su piel es algo lechoso. Steve trata con todas sus fuerzas desviar su vista del otro chico pero no puede, parece tener una energía que lo atraía a él como abejas a la miel.

"Jonathan luce muy dulce, como la miel."

Se sorprende ante el pensamiento que cruzo en su mente y comienza a apretar la hoja de su cuaderno hasta arrugarlo.

Cuando la campana suena y todos comienzan a salir, él sigue en su posición con una expresión sorprendida y con la respiración algo acelerada junto con su corazón. Todos se están hiendo, menos Byers que sigue sacando cosas de su bolso para poder acomodar los libros, entonces saca la cámara que le regalo en Navidad pero que Nancy le había entregado por pura vergüenza al rechazo. Y su corazón se paraliza, entreabre la boca tratando de encontrar las palabras adecuadas al momento que esta pasando. No lo logra. Agacha la cabeza hasta su cuaderno.

Sigue en su trance hasta que una mano lo toca. Es suave y como lo puede ver, es algo lechosa. Sin querer la toma y la aprieta, pero sigue sin mirar a la persona que le pertenece aquella mano. Alza la vista y se encuentra con el artífice de todo su trance y del shock emocional que tuvo hace unos momentos. Jura ver un sonrojo en aquellas mejillas.

Steve le suelta lentamente la mano. Habla después de unos segundos. -Uhmm... lo siento.

-Esta... bien, Steve. -le responde desviando la vista muy nervioso. -Venia a decirte si estabas bien, porque no reaccionabas después de que tocaron la campana y tu siempre eres el primero en salir.

-Oh, estaba pensando. Es todo, pero ya me voy.

Entonces recoge todos sus útiles bajo la atenta mirada de Jonathan. Cuando termina, se dirige a la salida sin decirle nada y mucho menos mirarlo. Pero se detiene cuando escucha un gruñido y pensando que era aquel monstruo que tanto lo atormento en sus sueño por casi 2 meses, se gira a ver al otro muchacho con los ojos asustados y la adrenalina en su pecho.

Jonathan baja la mirada apenado y Steve pone una mirada de confusión. J murmura. -Perdón. Era mi estómago, no he comido desde anoche.

Pero él ya había notado eso desde hace semanas. Comparando como estaba al inicio del año escolar y como estaba ahora, pues se notaba las diferencias. Steve quiere ayudar, quiere protegerlo y quiere con todo su corazón que aquel chico este bien.

rich //stonathanWhere stories live. Discover now