Prólogo

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Bea

El calor desaparecía poco a poco, Septiembre estaba aquí y poco a poco notabas esa brisa fresca que se necesita en Agosto, el verano se estaba acabando y las clases llegando.

Dejé de dar likes en Instagram ya que me cansaba seguir haciéndolo. La pereza y la tristeza me invadian solo de pensar que mañana empezabamos las clases, daría la vida por que no fuese así. Bueno la vida tampoco, pero mi hamburguesa favorita sí, total, hay más.

Por un lado tengo ganas de ver a mi pandilla pero por otro la miserable y horripilante idea de pensar que tengo que aguantar a los profesores hacen que se me instale un nudo en la garganta y quiera potar.

-¡Beatriz! ¡La comida está lista!.-mi madre me llama desde la cocina supongo y no tardo ni dos segundos en levantar el culo de mi silla.

Donde haya comida allí estaré junto a mi estómago listos para el ataque.

Pero cuando llego me llevo una gran sorpresa, mi madre está sentada en el sofá con una amplia sonrisa que hace que me alerte de que algo ocurre.

-¿Y la comida?.-cuestiono y ella le da palmaditas al sofá indicando que me siente a su lado. Eso no significa que haya comida y mi cuerpo se pone en alerta.

-Tenemos que hablar.

Y cuando dice eso mis pelos se ponen de punta, espero que no se haya enterado de que el otro día no fui a casa de una amiga a "dormir" más bien estuve en una fiesta, que buenos recuerdos oye.

Bea céntrate.

-¡Me obligó Noe!.-alzo mis manos a la vez que me siento y ella frunce el ceño.

-¿Qué?.—mierda.

-¿Qué?.-respondo nerviosa.

-¿Qué hiciste ahora?.-levanta una ceja, saqué esa manía de ella, cuando me enfado siempre lo hago.

-¿Qué me querías contar?.-cambié de tema radicalmente, posando sutilmente mi mano en su muslo y ella decidió ignorarlo y seguirme el rollo.

-Te inscribí a un internado hace tiempo... llegó una carta y quiero que la abras tú.—saca la carta de su espalda como los dibujos animados cuando se la sacan de la nuca mágicamente y nadie sabe cómo.

Y ahí veis a mi madre, siempre directa al grano y sin andarse sin rodeos.

Un momento...

¿Dijo internado?.

La abro rápidamente y nada más ver la primera palabra, Enhorabuena supe que estaba escogida en ese internado.

No, no, no.

Me negaba a irme y a dejar a mis amigos y a Noe y todo. Seguí leyendo, el internado estaba en Florida, ¿mi madre se volvió loca o qué?.

-¿Y quién te dijo a ti que yo voy a ir?.-dije alzando mi ceja, oh sí, estaba enfadada y mucho.

-Yo que soy tu madre. Es un buen futuro para ti y no quiero que lo desaproveches.—ella seguía calmada y yo seguía sin creermelo.

-¿Pero cuando he hecho yo una prueba para esto?.-en ningún momento lo he hecho, siempre leo lo que voy a hacer antes de nada y ahora resulta que he hecho una prueba y he sido aceptada.

-Te la hizo tu profesor, a ti y a Noelia, ¿recuerdas ese examen para salvar tu trimestre?.-hace comillas con las manos.

Mi boca se abre como una gran O y me levanto del sofá, eso fue una gran traición, comienzo a caminar de izquierda a derecha, de derecha a izquierda, de este a oeste y pierdo el control.

-¡Me estás diciendo que has hecho esto a mis espaldas!. ¿¡Por qué me odias tanto!?.—le grito desesperada.

-¡No me levantes la voz eso lo primero!.-amenazó con su dedo índice.-y yo no te odio, tú eres lo más importante para mi y tu padre y yo queríamos esto para ti Beatriz.

En ese momento me abraza y no se lo correspondo, ¿me quiere decir en serio que mi padre con el cual no se habla y se llevan a morir ha estado de acuerdo en esto? Porque no me lo creo.

-No pienso alejarme de mi ciudad, nací en Madrid y moriré en Madrid.—me nacen las venas españolas.

Mi madre suelta una pequeña risita y sigue abrazándome.

-A Noelia también la aceptaron.—dice para tranquilizarme y apaciguar a las fieras de mi interior.

-¿En serio?.-me aparté de su abrazo y la mire más feliz.

Ella se limitó a asentir con la cabeza y no pude evitar sentir un poco de felicidad, la felicidad que se mezclaba con el enfado, la trizteza y millones de sentimientos más. Maldita sea ser adolescente.

Corrí a mi habitación y corrí las cortinas, cogí las piedras y comencé a tirarselas a la ventana de Noelia. En pocos segundos salió.

-¿Ya te lo ha dicho?.-le pregunto y apoyo mi cuerpo en el marco de la ventana.

-Si y por lo que veo a ti también.-hace el mismo gesto.-bueno al menos nos vamos a librar de nuestros padres ¿no?.-intenta sacar algo bueno al asunto.

-Si...

-Espero que estemos en la misma habitación si no me mato.-pone los ojos en blancos y yo le doy la razón.

-¿Preparamos las maletas juntas?.

-Eso mismo iba a decir.-comenzamos a reír.

Noelia

Ayudo a mi madre a hacer el almuerzo, mientras yo me encargo de hacer la ensalada ella fríe el pescado. Somos 2 en casa ya que mi padre se marchó hace años y nunca más supimos de él, pero tampoco le hace falta su presencia porque soy feliz con mi madre la cual amo con todo mi ser.

—Noelia, me gustaría hablar contigo.—dice y apaga la vitro. Mientras limpia sus manos con el trapo de cocina de la harina pegajosa me mira fijamente.

—Vale sí, no dormimos en casa de Sara, nos fuimos a la fiesta de Alvaro, pero mamá yo...—ella me frena y suelta el trapo en la encimera.

—Noelia te inscribí en un internado en Florida y te aceptaron, van mañana tu y Bea.—tan pronto como suelta eso empieza a coger aire, el aire que me falta a mi en estos momentos.

Two kiss, two loves.Where stories live. Discover now