¿Seres fantásticos?

402 35 2
                                    

-Hola-. 

Silencio. Crowley ni siquiera había parpadeado una sola vez desde que sus ojos se habían fijado en esa mirada hipnotizadora que tenía la criatura por expresión. Al ver que el adolescente no respondía, la mitológica ser, añadió: 

-Mi nombre es Artenisa; Alias Karrigan. ¿El vuestro?-Preguntó apoyando sus desnudos brazos en la orilla a centímetros del joven. 

-Eh...Y-yo...-Alcanzó a balbucear unas pocas palabras, aún sorprendido por la situación-Peter. Soy P-peter Crowley-. 

-¿Crowley?-Se desconcertó la criatura alzando la cabeza sin dejar de fijar su mirada en su nuevo huésped-¿El de la profecía?-.

-¿Cómo?-susurró más para sí mismo que para ella, confundido y aturdido-¿Qué profecía?-.

-¿No la conocéis? Esperad, ¿de dónde venís?-.

-Pues...-Sintió un fuerte dolor de cabeza al intentar recordar-Lo último que recuerdo es haber sido arrastrado por una especie de... ¿monstruo marino?-. 

-Oh, si, sobre eso... Yo os salvé. Sois afortunado, un profundo como él podría haberos matado desde el momento en el que os capturó-.

-¿Un qué? ¿Profundo? ¿Que quieres...?-.

-Es el depredador natural de nuestra especie, las Sirfos-.

Peter la miró de arriba a abajo con detenimiento antes de responder. Parecían sirenas genéticamente modificadas con ADN de león, pues sus cráneos tenían una forma un tanto peculiar que le hacían crecer orejas de león en la cabeza y garras del mismo animal por manos. Un dato bastante peculiar que le hacía recorrer un gran escalofrío por toda su espina dorsal. 

-Vale, lo he pillado

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

-Vale, lo he pillado...-Ironizó el joven aún aturdido-¿Qué demonios es este lugar?-.

-Más respeto, joven Crowley. Es nuestro refugio, y pronto tendréis que salir de aquí-.

-¿Salir?-Sonrió, aún eufórico-¿Cómo voy a salir si me habéis traído vosotras?-.

-Calmaos, mi compañera Aldriana os guiará hasta ella-. Y como si por arte de magia se tratara, otra criatura extraña y fantástica apareció al lado de la que el joven acababa de conocer. La sirfo saludó con un gesto de cabeza de bienvenida. No era tan hermosa como la primera, pero su elegancia se mantenía. Aldriana le extendió la mano al joven como señal de que lo siguiera, pero éste no podía evitar seguir aún perplejo ante tal situación. 

-Dadme la mano, muchacho, y os liberaré de este lugar-. 

-¡Espera!-Se asustó al notar el roce de la piel de la sirfo contra la suya-¿Y si nos vuelve a atacar un profundo?-.

-No esta vez. Tendréis que tenerme fe y confiar en mi-. 

-Depredador natural o no, las sirfos somos capaces de defendernos y atacar con bastante perspicacia-Aportó Artenisa-.

-Esta bien...-Aspiró y suspiró profundamente antes de extenderle al fin su mano-Adelante-. Tan rápido como se la había ofrecido, con el simple tacto, ambos se sumergieron tan rápidamente como toda aquella locura había sucedido. 

No obstante, esta vez, el sentimiento de ahogo no lo había alarmado. Podía respirar bajo el agua. 

-Aldriana-La detuvo por un instante al darse cuenta de este ilógico y sorprendente hecho-¿Como es posible que pueda respirar bajo el agua? Espera...¡Si también puedo hablar!-.

-¡Shh, bajad la voz!-Le advirtió su compañera, ignorando su alarmante expresión-Podría estar acechándonos un profundo en este preciso momento-. 

Segundos después de eliminar cualquier sospecha, observando de un lugar a otro, la sirfo y el joven Crowley siguieron con su viaje marino en busca de alguna salida segura. 

Desafortunadamente, la única salida posible que habían hallado hasta el momento no era otra que una en la que cerca de ella habitaba ni más ni menos que un nido entero de profundos. Eran tan horribles y gigantes como un cachalote normal podría serlo, solo que peor aún. Mientras la sirfo analizaba las probabilidades que tenían de ganar, el muchacho intentaba comprender lo peligrosa que toda aquella situación se estaba volviendo. No mucho después, el ser acuático habló:

-Muy bien, Peter, escuchad. Tenemos dos posibilidades. Una de ellas es intentar pasar desapercibidos pero nadando lo más rápido posible que podáis, y la otra...¡Joven Crowley!-. Su plan había terminado en un grito al ver que el humano se precipitaba peligrosamente hacia su enemigo natural. La sirfo, a pesar del miedo, no había dudado ni un solo segundo en dirigirse hacia él. Creía que el muchacho había perdido el juicio. 

-¡Sígueme, Aldriana! ¡Cógeme de la mano!-Gritó. Segundos no más tarde, la criatura estaba entre sus manos, pero no con el fin de hacer lo que el humano le dijera, sino, por el contrario, para sacarlo inmediatamente de ahí. Ambos volvieron al lugar de inicio, pues los poderes de la ser acuática le habían proporcionado la bastante fuerza como para arrastrar a Crowley y nadar velozmente al mismo tiempo. Al estar a salvo tras una gigante roca, la sirfo volvió a hablar:

-¡¿Os habéis vuelto loco?!-.

-¿Cómo?¡Suéltame!-Gritó a modo de respuesta, alejándose de su compañera-¡Tenía todo controlado!-.

-¿Acaso ignoráis la situación en la que nos encontramos? ¡Podría haberos matado!-.

-¿Y qué te importa a ti eso? Acabamos de conocernos. Además, estoy vivo, ¿verdad? Ya podríamos haber salido de aquí-. 

Silencio. Por un momento, la compañera de Peter se había quedado sin palabras ante tal respuesta. Curioso, pues era la primera vez que le pasaba, sobretodo por el hecho de que un humano la hubiera callado. 

Suspiró.

-Esta bien. Si tenéis un plan, adelante. Pero si fracasáis y morís en el intento, me ejecutaran a mi después-.

-¿Qué, porqu-...?-.

-Sois responsabilidad mía-Le cortó Aldrina-Si algo os sucede ahora, será por mi culpa. Esas son las leyes de la hermandad Sirfo-. 

Un momento después de que el joven Crowley mirara a su compañera acuática algo desconcertado, se dio la vuelta para abandonar la roca, no sin antes escuchar unas últimas palabras:

-Y si, me importáis. Nunca antes he tenido la oportunidad de hablar con un humano. El simple hecho de que lo seáis, me obliga sin duda alguna a dar la vida por vos. Suerte-. 



Un viaje inolvidable. ©Where stories live. Discover now