Zayn alza su mano derecha y saluda.

— También nos enteramos que la esposa del Rey tiene una academia de baile, y que es una excelente bailarina, y por pedido de mis hijas sería un honor que nos mostrara algo de su talento... para eso hemos decidido traer un intérprete el cual tocara la canción latina que usted desee.

Yo abro mis ojos, estoy sorprendida, esta gente le sabe la vida a uno, pero uno no sabe la de ellos. Miro a Zayn quien esta serio.

— ¿Qué dices amor?—le pregunto.

— Gacela si tú te sientes cómoda hazlo, si no, no te preocupes.

— Es que me da como pena, son las hijas y eso.

— Entonces hazlo, después de todo han escogido a la mejor bailarina del mundo, ellos han de sentirse privilegiados porque tú hagas una demostración—contesta.

— Gracias—digo y le doy un beso en la mejilla.

Yo asiento despacio dando a entender que si bailare. Las personas se retiran de la pista incluyendo a Zayn quien me vigila bajo el poder de su imponente mirada.

— ¿Qué canción desea?—pregunta el hombre.

— Algo típico de aquí.

Una tonada empieza a sonar y hago los típicos movimientos lo bueno es que el vestido me permite moverme, pasa un minuto y mis pies se encuentran hinchados. Sigo bailando y en el final al ritmo de los tambores muevo mis caderas. La música se detiene y yo respiro, lo único que quiero hacer es sentarme y comerme un helado.

— Ha dejado su nombre en alto señora Malik, mis hijas están muy satisfechas con su demostración y felicidades al Rey, ha de ser muy afortunado por tener una mujer así.

— No fue nada—contesto.

De inmediato camino hasta donde se encuentra Zayn que tiene una gran sonrisa en el rostro. Puede que yo me sienta ahora mismo cansada, pero debo admitir que ver a Zayn tocando las palmas y sintiendo orgullo fue algo fascinante y me emociona.

— ¿Cómo lo hice?—pregunto.

— Quien mejor que tú para interpretar en lenguaje corporal las tonadas de la canción, estuviste perfecta—contesta—eres perfecta mi bella gacela.

— Ay Zayn, gracias, lo único aquí que me importo era bailar bien para ti, mas no para ellos.

— Soy un rey muy afortunado.

Regresamos a la mesa y ya hay servido un pasa bocas de empanaditas. Muerdo una y es de pollo, es tan delicioso, lo único que le falta a esto es un poquito de picante, pero no hay así que toca solo.

— ¿gacela cómo te has sentido en este rato?—pregunta él.

Paso el contenido de mi boca con un poco de coctel y luego contesto:

— Pues hasta el momento bien, seguro es que de pronto algo me hizo mal, pero ya paso.

Sonrió para tranquilizarlo y él me devuelve el gesto.

Una pequeña explosión se escucha y luego varias personas gritando. Mis nervios se alteran un poco al ver varios hombres vestidos de negro entrar armados. La reacción de Zayn le levantarse de la mesa, me toma de la mano y nos escabullimos detrás de las columnas.

— Tienes que hacer todo lo que yo te diga Lauren—me pide.

Sin decir una sola palabra asiento rápidamente.

— Quédate aquí, regreso enseguida—dice.

— ¡no! ¿y si te hacen algo? No Zayn por favor—le pido con algo de desesperación.

— Gacela por favor, no tardare ¿está bien?

No me queda de otra, me oculto detrás de una columna y Zayn se marcha. Los hombres van mirando las caras de las personas una a una. Los nervios hacen que mi estómago se revuelva y las náuseas ataquen, mis mano están frías y siento el corazón latir a todo lo que da. Sigo a Zayn con la mirada, como hacer para no ser visto, no tengo ni la menor idea, pero logra salir del salón. Mi pecho sube y baja, trato de tranquilizarme y mentalizarme de que no va a pasar nada. Por la puerta entran varios guardias y detrás de ellos viene Zayn. Tapo mi boca y reprimo el grito que suelto al ver que empiezan a intercambiar disparos. El trata de regresar hacia acá y un disparo le alcanza el brazo. Cae al piso, pero como puede se levanta, sé que me dará un sermón por desobedecer pero qué más da. Corro hacia donde el esta y le ayudo.

— Tenemos que salir de aquí—susurro casi al borde del llanto.

— Son mercenarios, no será fácil—contesta.

Lo ayudo a que se recueste en una columna. Miro su brazo y por suerte la bala solo le rozo. Suspiro de alivio y me quedo a su lado. Los minutos se sienten eternos hasta que más uniformados llegan y logran controlar la situación. Los guardias de Zayn lo llevan al cuarto mientras que yo pido que a nadie se le deje entrar a la habitación. Después de que el hotel me enviara un botiquín me dedico a curar la herida que tiene en su brazo izquierdo, lo que más le preocupa a él es que ha arruinado parte de uno de sus tatuajes. Empapo una gaza con solución salina y empiezo a pasarla alrededor para limpiar la sangre que ha corrido.

— Eres muy fuerte cariño, yo creo que si eso me hubiera pasado me tiraría en el piso y empezaría gritar desesperadamente, digo... soy algo cobarde para esas vainas—digo.

— Creo que aquí la valiente eres tú, siempre pasamos por una situación de peligro distinta y sin embargo sigues conmigo.

Dejo la gaza a un lado y tomo otra para luego echarle agua oxigenada.

— Es porque mi amor por ti es grande y porque sin importar la situación tú siempre me proteges.

— ¿saben los niños acerca de eso? No quiero preocuparlos.

— No les he dicho nada y Dahara está al tanto de todo, salió con ellos para distraerlos.

— Esta cobertura llevara un buen trabajo, han dañado uno de mis mejores tatuajes—resopla con frustración.

— Solo fue un roce, me hubiera dado algo si hubiese pasado a mayores.

Termino de curar la herida y le pongo una delgada gaza con un esparadrapo. Dejo el botiquín en la mesa de noche y camino hasta el baño para así poder despojarme del vestido, el cual cambio por una pequeña pijama. Me recuesto en la cama y observo con atención a Zayn. Cuando algo le preocupa su rostro se pone tenso y mueve su mano derecha constantemente.

— Sé que estás pensando en lo ocurrido—susurro.

— Algo, me inquieta saber que estaban buscando ellos—aclara.

— ¿y cómo que crees que es?

— Son mercenarios, ellos solamente van por alguien en específico, y ese alguien no lo encontraron ahí.

— O quizás no lo vieron, el disparo no fue descuido. Supongo que están bien entrenados como para no desperdiciar una bala.

El gira su cabeza y me mira fijamente.

— ¿Quién está preocupada ahora?—sonríe.

— Me preocupo por ti—contesto.

— Sabía que no me equivoque al elegirte, creo que haces que esté presente el orden en mi vida.

El rey árabe [Z.M.]Where stories live. Discover now