capítulo 4

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Apurada en el baño trato de que el maquillaje no se me corra mientras que hago hasta lo imposible para que la corredera del vestido suba de una vez por todas. Un intento tras otro no logro conseguir nada. Finalmente me rindo y salgo. Zayn está recostado en la cama mientras tiene un libro en sus manos.

— Amor—digo con suavidad.

Él quita la vista del libro y se enfoca en mí.

— ¿ya estas lista?—pregunta.

— Hmmm... ya casi, solo tengo un problema—contento—la cremallera del vestido no sube—explico un tanto avergonzada.

Se levanta de la cama y camina hacia mí. Le indico donde está el problema. Todo va bien hasta que llega a la mitad, donde no sube y se regresa. Trato de contraer mi abdomen lo más que puedo y sin embargo es inútil. El después de unos cuantos intentos empieza a frustrarse, mientras que mi paciencia acaba.

— ¡ay! Deja eso, creo que iras tu solo—digo algo desanimada.

— Debe tener alguna obstrucción, creo puede tener solución.

Suspiro y me quito el vestido. Lo tomo entre mis manos y cierro la cremallera sin ningún esfuerzo.

— ¡estoy gorda!—gruño— Lo compre hace una semana y ya no me queda, planeaba usarlo para alguna ocasión especial y mira, no me cierra, claro pero como yo me puse de tragona, ahí tengo por macajarta.

Camino de un lado a otro mientras que Zayn insiste en decir que él no ha notado ningún cambio en mí, y que sigo hermosa. Cuando me calmo un poco opto por un vestido blanco holgado, cuello en v y de mangas largas abiertas. Con este vestido siento que puedo respirar. Finalmente salimos de la habitación y guiándonos por un mapa de hotel llegamos hasta el salón de eventos. La puerta es dorada y esta custodiada por dos hombres que visten de negro. Muestro el pequeño sobre que tengo en la mano, dando a entender que somos invitados. Las puertas se abren revelando un salón de eventos, de piso rojo y un techo dorado, del cual cuelga un gran candelabro. Hay una tarima donde unos músicos tocan música tradicional. Las parejas bailan y en una silla al fondo hay un hombre joven aproximadamente de unos cuarenta y cinco años.

— Si que es bonito—susurro.

— Y hay música—dice Zayn con emoción.

— Pero esperemos un rato, mi estómago se remueve de un lado a otro.

— Mañana a primera hora te atenderá un médico, sin importar lo que digas—anuncia.

— Si Zayn...

El rey de Arabia Saudita tenía que ser y varias personalidades se acercan a saludarlo. Algunas veces había recibido críticas por ser latina, en varias ocasiones fui blanco de discriminación, pero para lo que me importa, soy latina y a mucho honor. Algunos me saludan a otros les doy igual. Después de que varias personas hicieran prácticamente una fila para mostrar sus respetos pasamos a una mesa de dos puestos reservados que tiene escrito algo en árabe. Nos sentamos y un joven mesero se acerca y deja dos bebidas. Son dulces y al sentir el aroma mi estómago se revuelve, me quedo callada y no digo nada, pues Zayn es capaz de dar marcha atrás si le digo. Me levanto a bailar junto que Zayn quizás si no pienso en el malestar se me pase. Caminamos casi hasta el centro de la pista de baile, donde el posa una mano en mi cintura y la otra la entrelaza junto con la mía. El ritmo es suave y manejable una vueltas tras otras los minutos pasan y la música se detiene. En la tarima se encuentra un hombre y tiene un micrófono en su mano.

— buenas noches invitados, ya los había saludado antes, pero ahora quiero dirigirme al Rey y a su esposa—dice el hombre, al detallarlo bien me doy cuenta que es aquel que se encontraba sentado antes.

El rey árabe [Z.M.]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ