Historias Para Un Día Lluvioso

Acoso Extrasensorial

Se suponía que había llegado ese día a pasarla bien con mi pareja, no lo veía desde la semana pasada, pero tú tenías otros planes. No te cansaste de seguirme a cada lado donde yo iba, ahora debías molestarnos en la intimidad de la casa de mi pareja. Ya has cruzado la barrera, y estoy bastante atemorizada; pero no por mí, sino por mi novio. Tengo miedo de que le hagas daño a alguien inocente, a alguien que estaba completamente fuera de esta situación.

Esa noche bajé al baño para hacer mis necesidades, y desde ese momento comenzaron las cosas extrañas. Estaba completamente exhausta por haber sido una paranoica, sabía que me robaste energías en incontables ocasiones, y me estaba volviendo absolutamente demente, siempre pensando lo débil que yo era, y lo poderoso que eras.

Al llegar a mi cuarto me acurruqué al lado de mi novio, y seguimos viendo una de esas películas que daban en el horario de trasnoche de los canales locales. De repente mi novio comenzó a ver símbolos extraños, vudú y otros tipos de escritura antigua. Comencé a aterrorizarme, pues sabía que estabas en tu casa tratando de contactarme con tus poderes sobrenaturales. Lo sabía porque mi novio puede ver a los espíritus y otras cosas paranormales, pues él pasó por experiencias traumáticas en su niñez.

De repente se nos presentó un espíritu benigno, diciendo que yo estaba en riesgo de salir lastimada por pensar constantemente en ti y en tu nefasta influencia. Mi novio me contaba todo lo que el espíritu le comentaba. El alma errante me dio unos consejos de cómo deshacerme de ti de una vez y para siempre, y se marchó al infinito mundo extracorporal.

No pasaron ni 2 minutos desde esa experiencia y te presentaste, ni siquiera respetaste la privacidad de la casa de mi novio. Cuando él me dijo que eras tú quien había aparecido sentí un horrendo escalofrío que recorría desde mi nuca hasta la punta de los pies. Mi novio vio cómo me robaste energías, y comencé a estremecerme, el terror producido por las experiencias que me hiciste pasar anteriormente me dominaba. Sabía que venías a joderme una vez más, y para eso utilizaste la psique de mi novio, igual que la última vez que te nos apareciste. Le comentabas en numerosas ocasiones cosas horrendas sobre mí, y nos dijiste que jamás me perdonarías por lo que te hice.

En ese momento había olvidado todo lo que te había hecho cuando fuimos amigos, todo lo malo que te hice, y la razón por la que nos distanciamos. Vi a mi novio en peligro, un nudo en mi garganta se formó, y estaba al borde del colapso nervioso.

Me llamabas cobarde, débil, y me insultaste todo el tiempo que estuviste en nuestro cuarto. Te comenté que ya sabía que me odiabas por todo lo que te hice, y que jamás podría arreglar esta situación. Comentaste que atacarías a mi familia y a mis amigos con tus poderes, pero te devolví el insulto, diciendo con palabras muy groseras que este asunto era entre tú y yo, y que nadie ajeno a nosotros dos debería estar involucrado, además de llamarte a ti cobarde por atacarme de esta manera, a distancia, sin dar la cara, y robando energía a alguien que no podía defenderse contra tus ataques.

Me dijiste que no me odiabas, que querías arreglarlo todo de una vez, en el fondo sabía que no era verdad, y que usarías esa vieja táctica para humillarme o hacerme daño (y después de todo no me había equivocado). Acepté de todas formas, y por fin nos dejaste en paz.

La experiencia no duró más de 10 minutos, pero fue suficiente para quebrarme internamente, y hacer que mi escudo emocional colapsara de una manera nunca antes presenciada por mí. Estallé en llanto, temiendo por mi vida y la de todas las personas a las que aún eran importantes para mí, diciéndole a mi novio cuánto te amaba cuando eras mi mejor amigo, y preguntándome por qué me hacías eso. Aún me estremecía, y no era capaz de pararme sin caerme por culpa del robo de energía que me hiciste.

Esa noche fue tan terrorífica para mí, que quedó grabada a fuego en mi mente, hasta el día en el que muera.