Era estúpido seguir corriendo por las vías del tren, pues sería blanco fácil para los caminantes durante unas largas horas. No tuvo mas opción que adentrarse al bosque y abandonar su rumbo sobre las vías del tren.

Sentía como los gruñidos estaban casi encima de ella, haciendo que esta corriera mas rápido por aquel bosque lleno de arboles pequeños, le era imposible ocultarse cuando aquellos arboles no eran de tronco grueso, si no delgados.

Ya casi derrotada por aquella corrida que estaba haciendo, sacó con dificultad su machete, girándose sobre sus píes y decapitando a otro de los caminantes.

Pero aquello causo que Ellie cayera al piso ya casi rendida, los caminantes ya estaban casi encima de ella y la chica solo pudo pegarles una fuerte patada para que estos retrocedieran. Se levanto nuevamente y empezó a correr como alma que llevaba el diablo, correr y tener fiebre no era la mejor combinación.

Se sorprendió al ver como ya no habían aquellos arboles, ahora solo había un campo abierto con unos cuantos árboles gigantes en él, y lo que mas la alivio fue ver una casa al fondo del lugar.

Corrió hasta llegar el cerco que tenia el lugar, le pareció extraño ver unos cuerpos de caminantes en el piso, al parecer estaban quemados.

—Vamos, vamos.— susurraba apuraba, escuchando los dos caminantes que venían aun detrás de ella.

Puso nuevamente el alambre del cerco, y corrió hacia la casa. Ya no sentía sus piernas, solo escuchaba su respiración agitada y miro como habían unas tumbas en aquel lugar, habían dos que se notaban recientes y unos zapatos de bebé en la cruz que otra tenia.

Y ya no sintió nada, solo el golpe que daba su cuerpo al caer al piso inconsciente y los disparos que al parecer eran para los caminantes que habían quedado atorados ese cerco.

[....]

—Hey, despierta holgazana.— escuchó que le hablaron.

Solo se removió incomoda en el lugar donde estaba, le era raro estar recostada en un lugar cómodo. Y fue en ese momento que supo, estaba recostada en una cama.

Sus ojos le pesaban, y su cabeza ya no daba vueltas. Recordó todo, como corrió de los caminantes, su fiebre y la casa que encontró al fondo de aquel campo.

—Ellie.— escuchó otra vez, esa voz que siempre le despertaba.

—Callaté, Dominic.— le gruño frotando sus ojos, con sus manos.

Pero paro de hacerlo sorprendida, y se sentó rápidamente en la cama. Miro hacia todos lados en ese cuarto en el cual estaba recostada, escucho la voz de Dominic, pero nadie estaba en aquel cuarto.

Apretó su mandíbula, pensando que ya estaba alucinando. Pero miro como el collar del chico estaba encima de la cama, recordó que lo traía en su mano cuando estaba corriendo de aquellos caminantes.

Lo tomo y miro extrañada el objeto, ahora mismo debía estar atenta. No sabia como había llegado dentro de la casa, ni menos como su fiebre había bajado tan rápido.

Pero no tenia sus armas, tampoco su machete. Y se alarmó más al escuchar como alguien se acercaba al cuarto, para abrir la puerta del lugar.

Se levanto enojada, y quebró el espejo del lugar con su codo. Le impresionaba ver lo dura y fría que se había vuelto, con respecto a matar personas, pero ya había tenido lecciones antes, de como eran las personas del mundo de ahora.

Cogió el trozo de espejo más grande y afilado que rompió, y se preparo ganándose detrás de la puerta del cuarto.

Empujo fuertemente al cuerpo que había entrado al cuerpo, haciendo que se golpeara en la pared y cayeran las pocas cosas que tenia el mueble del lugar. Puso el trozo de espejo en el cuello del desconocido, haciendo que este parara de forcejear.

How many walkers have you killed? (Daryl Dixon.) Where stories live. Discover now