Capítulo 26

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Len's pov

Llegué al colegio, vi que no había nadie y dejé la maleta en el curso, corrí al gimnasio. Como de costumbre, llegué tarde. El profesor los puso a jugar basquet, entre los que estaban jugando estaba la rubia. Me escabullí entre todos y me senté en donde estaban los que no estaban jugando, terminaron de jugar el primer tiempo y me llamaron para jugar el segundo, y me tocó ser el equipo contrario al de la rubia.
Mientras estábamos jugando lancé la pelota en dirección a la rubia y la golpee, quedó soñada.

¿Kagamine Rin?, ¿se encuentra bien? —preguntó el profesor mientras se acercaba a ella.

Yo quedé helado, no creí que la pelota le daría en la cabeza a la rubia...

¿Quién es el responsable de esto?

No dije nada, sólo alcé la mano.

Bueno Kagene Len, va a tener que llevarla a la enfermería.

Ok.

Pues...me arrodillé y la levanté en modo princesa, y la llevé a la enfermería.
La acosté en la camilla y le puse crema mentolada para los golpes.
Aún no despertaba... Me quedé observándola por unos segundos, se veía linda, su expresión era tranquila, lo cual también me tranquilizó, ella...se veía como un ángel, un ángel muy bonito.
Después de unos minutos despertó y me vio, estaba confundida.

¿Qué haces?

Devolviendote el favor, ahora estamos a mano. —dije y me levanté de la silla en la que estaba. —Vamos, o no llegaremos a clase.

Entramos al salón y fuimos a nuestros puestos.

Un rato después

Estábamos saliendo a recreo cuando la rubia me detiene.

Len, cuando salgamos nos vamos.

¿Qué?, ¿de qué hablas rubia?

Hablo de una cena, que va hacer Natsuki.

De seguro es por lo de mi madre...

Em... No quiero ir. Ahora, si me permites voy a comer. —dije y me fui corriendo hacia el árbol.

Cuando fui al árbol me puse a pensar en la cena...
¿La rubia irá? No lo sé... Yo...no quiero ir...pero debería...
Me quedé pensando en eso durante mucho tiempo, me llevó todo el recreo, pero finalmente ya tenía la respuesta, iría.
Se acabó el receso y yo regresé a la clase. Las horas pasaron rápido y vino el segundo recreo, fui a comprar dos chicles, luego fui al árbol, pero la rubia no estaba, así que me dirigí al salón y ahí estaba. Seguía dormida... Me acerqué a ella y la vi, de nuevo tenía esa expresión tan angelical que te transmitía calidez. Me senté en mi puesto y crucé mis brazos, y puse mi cabeza en ellos. Ahora la podía ver más cerca, no sé por qué, pero mi corazón está latiendo más rápido que de costumbre, tenía un mechón en su linda cara. Saqué el mechón y ella abrió los ojos.

Dos corazones y una llave Where stories live. Discover now