Capítulo 25

757 68 57
                                    

Len's pov

Estoy sentado a la izquierda de Kaito y lamentablemente al lado derecho de Neru. Miku y Kaito no se hablaban. Después de un rato, Neru se fue al baño, la rubia y Nero conversaban, mientras que yo hablaba con Kaito.
Y así mismo, luego de comer, la rubia también se fue al baño. De pronto, Miku y Kaito empezaron a pelear, yo sólo oía algo de abrazo y gustar, o algo así. Nero intentaba calmarlos. Cuando se calmaron ni siquiera se miraron.
Por alguna razón creo que se deberían de disculpar, ellos son buenos amigos, si no es más, como para que se peleen. Observé como alguien con cabellera rubia salía corriendo del baño y se iba por la puerta trasera...no será...
Vi a Neru salir del baño tranquilamente, entonces me acerqué y le pregunté:

¿Qué le hiciste a Rin?

No le hice nada.dijo mirando a otro lado.

¿Nada?, ¿segura? ¿por qué salió corriendo?

No lo , no soy su niñera.

no perderé tiempo hablando contigo, iré a buscarla yo mismo.

Len.me llamó agarrándome mi brazo.

¿Qué quieres?pregunté evidentemente molesto. Mientras me zababa de su agarre.

¿Tan despreciable soy para ti?

No me agradas, ¿contenta?

Pero me agradas a , es más me gustas.

Lo siento, pero yo no me junto con hipócritas.dije.

¿Te gusta Rin, verdad?

Es asunto mío, además, me estás haciendo perder tiempo, adiós.

¡No, espera! En verdad me gustas...

Pero a no, entiende.dije y salí corriendo del restaurante.

Comencé a correr en dirección a la casa de la rubia, por alguna razón creo que ha de estar por ahí.
De un momento a otro empezó a llover, por suerte traía puesto mi abrigo. Cuando estaba a metros de la casa de la rubia, veo que ella estaba saliendo de su casa con paso acelerado.
Me sorprendí al ver lo descuidada que era por no tener un paraguas o un abrigo como yo, se puede resfriar. De pronto, se desplomó en el suelo. Me acerqué a ella y la vi, estaba llorando, sus piernas estaban recogidas y su cabeza agachada, pero se podía ver sus lágrimas y se podía escuchar sus sollozos. Tenía algo en la mano.
Al verla de ese modo, mi pecho se oprimió.

Rubia, ¿por qué te fuiste muy rápido?ella no me contestó, sólo siguió llorando.—. Si sigues llorando creerán que estás loca, deja de llorar.le dije, pero ella no me hizo caso.

Dos corazones y una llave Where stories live. Discover now