Stars Dancing: Con toda la energía

Parte 1: Un folleto inesperado

-¿De qué te reís nena? ¿Tengo un moco en la cara o qué?- Le dije mostrando molestia.

-Vos y Matiiiiii- Me dice bajándose los lentes hasta la nariz.

-¿Qué piras hermana? Matías y yo somos amigos nomas.

-Daaaaale, que a Matías le hacías ojitos en el ensayo y se sonreían.

-No, nena, no pires, Matías y yo no tenemos nada, además...- Y cuando me voy a acomodar del colchón inflable pero perdí el equilibrio y pude sentir inmediatamente la risotada de Flor, la miré entre risas maléficas le moví el colchón y cayó al agua.

Nos reímos, de repente ella salió y se metió para adentro, yo no entendía nada, pero de repente apareció con la madre, que estaba a los gritos limpios.

-¡No Florencia! ¡No se te ocurra! ¡No me tires! ¡NO ME TIRES! ¡NO ME TI... ¡Glub!- Florencia empujó a su madre a la piscina.

Nos reímos las tres, empapadas, estábamos allí, en la gran piscina. La madre de Flor vestida y empapada, reía a carcajadas, calmando mi temor de que se enojara con mi mejor amiga, pero no, allí estaba, salpicándonos a las dos y comenzamos una gran guerra de agua. Al terminar, Flor le preguntó a su madre si después podía venir a mi casa a merendar.

-Ma, ¿no te molesta si después del ensayo voy a la casa de Ash? La madre de ella me invitó para merendar.

-¡Como no! Eso si, no llegues muy tarde, ¿a qué hora terminan el ensayo?- Dijo su madre, ya fuera de la piscina y retorciendo su ropa para sacar el exceso de agua.

-A las siete.

-Bueno, te quiero en casa ocho y media, ¿si? Así pueden estar un rato más.

-Esta bien ma, ocho y media estoy acá.- Le dijo dándole un beso en la mejilla y nos fuimos a cambiar.

Nos cambiamos y mi ropa mojada dijo que la dejara en su casa secando, que mañana me la arrimaría al ensayo, pero le recordé que mañana era sábado y no practicábamos los fines de semana, por lo que acordó a venir a mi casa y de paso juntarnos un rato.

Pasadas las cuatro y media, arrancamos a ir al galpón, al lugar donde siempre ensayábamos, el propietario del galpón, José, nos permitió ensayar sin tener que pagar alquiler, ya que nos conoce a todos desde que somos chiquitos. Cuando llegamos estaba Matías, Camilo con su equipo de música y Agustín, faltaban unos minutos para que sean las cinco, la puntualidad era esencial ante todo, queríamos meternos en los más concursos barriales posibles, ya que para entrar a las Regionales de baile, teníamos que tener como mínimo seis certificados que participamos en concursos, nosotros teníamos cinco, por los que nos faltaba uno para poder entrar, no sabíamos de otras competencias ahora en vacaciones, todas comenzaban en marzo y las audiciones eran a finales de febrero, apenas estábamos en principios de enero y eso nos tenía nerviosos a todos. A los cinco minutos, Martina y Fernando que faltaban por fin llegaron, y cuando al fin estábamos todos, Matías nos brindó una terrible y más o menos "mala noticia".

-Chicos, por favor acérquense.- Dijo Matías con un tono apagado, en su mirada se reflejaba la preocupación.

-¿Que pasó Mati? ¿Es algo grave?- Preguntó Fer.

-¡Que no se te ocurra salir del grupo y dejarnos solos!- Dijo Martina. Camilo y Agustín estaban atrás arreglando las cosas, se ve que ya sabían de el tema.

-Algo así, es por dos semanas, mi familia se van a Piriápolis y tengo que ir con ellos, pero se todos los pasos y puedo practicarlos allá.- Dijo rascándose la cabeza.

-¡Ah! ¿Era eso? ¿Tanto dramatismo por eso?- Dijo Florencia levantando una ceja.

-Ta, entiéndanlo, miren si tenemos que modificar un paso y él no sabe, ¿se va a quedar ahí, sin saber nada?- Dije cruzando los brazos. De repente Camilo se levantó dejando los cables a Agustín para que enchufe el equipo.

-A nosotros se nos ocurrió, que si se procede a modificar la coreografía en algún paso, grabarlo y pasárselo por Facebook, creo que es la mejor idea hasta que regrese ¿no?

Todos nos pusimos de acuerdo y acordamos eso. Comenzó el ensayo y la música hacía fluír en nuestras venas, en nuestro cuero, brindando energía y poder cada vez que hacíamos un paso. Al terminar el ensayo, le preguntamos a Matías cuando era que se iba y nos respondió que era mañana, me acerqué y lo abracé:

-Que tengas un gran viaje.- Le dije.

-Gracias.- Dijo sonriente. De repente una voz interrumpió, era Florencia.

-Señorita, es hora de regresar a su casa.- Dijo con una mirada sonriente, de brazos cruzados y zapateando levemente.

Saludé una vez más a Matías, saludé al resto y con Flor seguimos nuestro rumbo, cerca de llegar había una subida y la calor más lo cansada que estábamos, yo tuve que agarrar mi skate y Flor bajarse de su bicicleta para así caminar.

-Esta subida es un asco.- Dijo Florencia frustrada. -¿Como haces para subirla?

-Parte de la costumbre, aunque siempre tomo un atajo pero hace más largo el viaje.

-¡¿CÓMO NO ME DIJISTE DEL ATAJO?! ¡HACE TERRIBLE CALOR Y NOSOTRAS SUBIENDO ESTA SUBIDA CUANDO HAY UN ATAJO!- Dijo Florencia un poquito molesta.

-Bueno, es el camino más corto de llegar a casa, además era una pequeña venganza por lo que hiciste.- Le dije riendo haciendo referencia al tema de cuando saludé a Matías antes de su viaje.

-Ah, pero bien que se les caía la baba, ¿eh?- Dijo riendo ella.

-Callate, no inventes.- Le dije dándole un pequeño empujón.

Ella rió, y al final de la subida estábamos a una cuadra de casa, Flor, a murmullos se subió a su bicicleta. Llegamos y mamá nos estaba esperando con una torta helada de chocolate, subimos a la barbacoa y juntas las tres nos quedamos allí, merendando y apreciando aquel atardecer de tonalidades naranjas y rosas. A Flor no le quedó mucho tiempo para quedarse, ella fue a su casa y yo me quedé ayudando a mamá a cocinar.

-¿Y? ¿Como te fue?-. Me dijo mamá rebanando unos champiñones.

-Bien de bien, mañana Matías se va por dos semanas a Piriápolis.- Dije pelando papas.

-¿Tanto tiempo? ¿Como va a hacer con los pasos de baile?

-Se los sabe todos, pero tenemos que grabar y mandárselo si modificamos uno o varios.- Dije terminando de pelar la última papa para hacerla puré.