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Subí el cierre del vestido y me alejé un poco del espejo para ver el resultado final. No era mucho de arreglarme, pero salir de noche hacía que me esmerara más. Hacia un frío tremendo, pero era lo que menos importaba, lo curioso es que la mayoría de las niñas se aguantan el frío con tal de verse bien. Algo así como gelatinas con mini falda. "Tiembla todo lo que quieras, pero que se vea bien"
Lamentablemente fui enredada en esto, no soy de salir mucho y menos a antros, pero era fin de semana y Mariana me había dicho que si no iba ya no contaría con su amistad, cosa que...consideré bastante dramático, pero los berrinches que me hacía no lo valían, así que acepté de mala gana. "Va a estar increíble, wey, tú confía en mí"
Aclaro: no confío nada, siempre me deja sola por andar con ligues. ¿Y qué hago yo? Huir de los niños "hijos de papi" necios que te siguen para intentar de todo. Eso es acoso y una de las principales razones por las que no me gusta ir.
Arreglé mi pelo y me puse labial rojo, mi celular empezó a sonar dándome un susto casi mortal que, digo, no acabó con mi vida pero sí hizo que me salpicara de labial.
- ¡Ya estoy afuera, corre, menos de cinco minutos!
- Dame seis.
Colgué justo antes de que empezara el reclamo, mi mamá tocó la puerta y se asomó.
- Mariana está afuera...ha tocado el timbre tres veces...
-...acabo de colgar con ella, ¿y si le dices que me fui a vivir a otro
Estado de emergencia?
-Creo que hasta eso te seguiría, así que ya...mejor límpiate.
Me señaló la boca.
- Carajo, si...su culpa, solo aclaro.
Me empecé a frotar la boca mientras mi mamá se reía de mí, esa mujer cruel. Iba poniéndome los tacones y cojeando por la casa para llegar a la puerta, mi mamá me seguía.
- Ya sabes, márcame cuando llegues, cuando te vayas, cuando todo.
-Mamá...te mando mensaje, me limito a mensaje.
-¿Tienes el número de la policia?
- ¡Mamá! Me pones paranoica, se supone que es solo una noche de alcohol y perdición.
-Hey...te paso el contacto de todas formas.
- Okay, Okay, Okay. Adiós, Chao, bye!

Salí de la casa corriendo, abrí la puerta del coche y vi a Mariana.
- La eterna puntual.
- Ya sé, solo...ya sabes que soy así.

Sevrió y arrancó el coche a toda velocidad.

-No sabes quién va a ir.- Me lo dijo en un tono cantadito.
- Tú, por eso tengo miedo-
-No, tonta. Francisco.
Al oír eso me puse incomoda, él me había gustado hace muchísimo, no lo había visto en un buen rato y a estas alturas seguro estaba bastante bien.

-Si te pones lista, te lo ligas, estoy segura. Te pusiste muy guapa hoy.
- Ya no me gusta, además, si mi madre te oyera...te consideraría una mala influencia.
-Lo soy, pero tu madre me ama.- me guiñó el ojo.
Se estacionó, el ambiente era frío, el pavimento estaba mojado y personas cruzaban la calle. Niñas con vestidos pequeños, mini faldas y escotes. Los niños con jeans y la típica camisa.
Nos bajamos y empezamos a caminar hacia la cadena, lleno.
Mariana tenía cierta preferencia ahí, así que sólo bastó con que levantara la mano y le abrieran el paso. Las personas nos veían con mala cara.
En fin, entramos, se oía la música a todo volumen y las luces se repartían por todo el lugar.
-¿Ves a Carlos?- me gritó Mariana.
-¿Qué?
-Que si ves a Carlos.- eso ya me lo dijo gritándome en el oído, yo me agité.
-¡No, wey! ¡Ah! No oigo nada.

Dio un pequeño grito y me jaló del brazo entre la multitud, solo la veía saludando a tres niños.

-¡¿Cómo están?! Hace mucho no los veía, miren...
Me jaló
- Ella es María, Maria, ellos son Rodrigo, Daniel y, bueno, Carlos ya lo conoces.
Carlos tomó mi mano y la besó.
-Pero pásele a nuestra mesa, bella dama...ah y tú también Mariana.- Ella le pintó el dedo.
Me senté junto a Carlos y él me ofreció un vaso, le di un sorbo haciendo una mueca, él se rió escandalosamente. No sé si ustedes ubiquen al típico wey que quiere ser el centro de atención, pues bueno...así era Carlos. Estaba de más decir que también quería estar entre mis piernas.
-¿Entonces qué, otro más ganó mi lugar?
-¿perdón?
-¡Si, preciosa! En otras palabras, ¿ya tienes novio?
-Nope, estoy bien así.
-¡Aja! Estas guapísima como para no tener novio, ¿te gusta alguien?

Se empezó a acercar y yo tomé un sorbo del vaso viendo para otro lado. Buscaba a Mariana por la pista, pero nada. Desaparecida.

-No, la verdad no.
- Bueno...algo de una noche.
-No, la verdad no.
-María.
Voltee lentamente intentando contener las ganas de azotarle el vaso en la cara.
-Dime.
-Vamos a mi casa.
-¿Ya estás ebrio?
-No, créeme, estoy más despierto...que nada. Creo que no es algo nuevo que me gustes. Aparte con ese vestido...

Bajó la mirada y empezó a deslizar su mano por mis rodillas. Me alejé con rapidez aventándole toda la bebida a la cara y corriendo de ahí.
Mariana me debía una, pasaba por la multitud rápidamente y enojada. Ya tenía suficiente y no quería estar ahí, no me gustaba estar ahí. Escuché a Carlos gritarme pero yo me seguí.
Me salí del antro y caminé por la calle.
A pedir un maldito taxi.

MadrugadaWhere stories live. Discover now