4 Destello ha nacido

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—Tranquilízate mocoso.

—No me voy a tranquilizar, idiota, tonto, testarudo. Destello te ama, y lo único que haces es rechazarlo. Ya te di las opciones, y si decidiste ser su padre, espero que aun así aceptes su amor. Destello nunca te va a ver como un padre, recuérdalo, así que solo sométete cuando quiera seducirte.

—No dejaré que pase.

— ¡Me largo!

El niño se iba alejando a la vez que iniciaba su extraña desaparición física, el cual yo no podía dar explicación. Antes de que sus dedos se desvanecieran por completo, lo alcancé y lo sacudí de los hombros para rebajarle el enojo que me había mostrado. Él se tambaleó desconcertado.

—Qué haces.

—Quiero agradecerte.

— ¿A mí? ¿Por qué?

—Por ayudarlo. Ya cumpliste, ahora tienes que esperar. Vete tranquilo.

— ¡Claro, es verdad, ya cumplí! Me voy tranquilo, pero ya sabes que tienes que amarlo mucho, porque él también te amará.

—Sí, sí, lo sé, no dejas de repetírmelo. Ve tranquilo.

En ese momento el mocoso blandía sus manos muy feliz. Su estado de ánimo había cambiado sorprendentemente. Solo había necesitado unas palabras para tranquilizarlo. Antes de que se fuera me acordé de ese "sueño". La curiosidad por saber algo sobre ese suceso me empujó a contarle.

—El vino anoche —dije sin dudarlo.

—A qué te refieres —el niño se detuvo y volteo de inmediato.

—La estrella, vino a verme a noche mientras yo dormía.

—Imposible.

—Él estuvo en mi habitación y era muy real, lo sentí real.

—Imposible, no puede ser, estas mal.

—Cómo que estoy mal, te estoy diciendo que lo vi. Al parecer tiene un espíritu muy independiente, porque se deshizo de sus ataduras para visitarme.

El mocoso se paralizó un breve momento. Su rostro mostraba inquietud y duda al tratar de entender lo que le estaba diciendo. Pensé que se iba a quebrar al enterarse que su jueguito no le había salido como quería, que el espíritu de Destello aún seguía libre y que no era la reencarnación de mi hijo. La tensión de su rostro no duró mucho. Bruscamente, sin dejarme entender que pasaba por su mente, comenzó a reírse escandalosamente.

— ¡Es increíble! Ahora si puedo irme feliz.

—Pero dime, ¿él se va a presentar nuevamente?, porque fue perturbador cuando vino a verme aun con Cielo en el mismo cuarto.

—Tranquilo, no fue Destello.

— ¿Qué? , cómo que no fue la estrella, qué quieres decir.

—Destello ahora es un bebe humano, por eso no puede desprender su espíritu de su estado físico.

—No estas entendiendo, niño, sí era él.

—No, no lo era. Lo que pasó es que soñaste con Destello, porque lo extrañas, porque aun lo amas.

—No puede ser, digo, era tan real.

—Pero no era el verdadero Destello, solo fue una recreación de tus deseos.

Cabía la posibilidad de que fuera cierto lo que decía el mocoso. Con eso podía entender que mis ansias por verlo me habían jugado sucio presentándome la noche anterior al joven rubio de la playa. Sentí que solo me engañaba a mí mismo al hacerme promesas que me hacían daño, por querer darle la espalda cuando aún seguía amándolo.

UNA ESTRELLA ENAMORADA |1ra parte|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora