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Que extraño es el amor, que no tiene vuelta atrás

A Michael le costaba respirar constantemente cuando estaba cerca de Luke Hemmings. Su corazón se acelera cada vez un poco más. Efectivamente se sentía más débil estando cerca de él. Sin embargo, Luke no se sentía diferente a él.

El teñido animado sostuvo los helados mientras Luke le pagaba a la cajera. Michael le dio las gracias a la muchacha antes de salir de la tienda y le ofreció a Luke un helado. De repente los ojos de Luke comenzaron a buscar un puesto vacío en el cual poder disfrutar de la compañía del otro mientras comían su postre.

Luke dejó la pequeña cuchara de helado en su boca mientras que con una mano sostenía el gélido dulce de leche, y con la otra arrastró a Michael a una banca que encontró en el parque frente a la heladería. El rubio se sentía feliz en compañía de Michael, pues su hermano Robert persistía en hacerle la vida imposible con cada cosa, y ver a su pequeño hermano feliz con Michael no sería la excepción.

De un momento a otro el rostro de Luke cambio a una expresión triste y Michael se asustó.

—Luke, ¿te encuentras bien? —preguntó Michael acariciando la mejilla de su contrario en frente.

Entonces se detuvo a ver el hermoso rostro que lo acompañaba. Luke se relajó y le sonrió a Michael. Le dolería el alma verlo así, puesto que solo quería verlo feliz y sonriente, sin preocupación, menos por él.

—No quiero que te preocupes por mi.

—Está bien —dijo Michael desconsolado por el tono de voz seco de Luke. Aunque esa era la única manera que veía Luke para que Michael dejara de preocuparse.

Un silencio incómodo se había hecho presente entre ambos. Luke los odiaba tanto como Michael, pero no sabía cómo deshacerse de aquel reposo. Y es que, finalmente pudo salir con Michael y no quería cagarla ahora. Pero, ¿qué podría decir?

Por otro lado, Michael en su cabeza pensaba en qué podría haber sucedido para que Luke actuara de esa manera tan fría. Pensó en que tal vez estaba con Robert, pero ese pensamiento fue borrado de su mente cuando el rubio enredó sus dedos con los suyos. Sin poder creerlo le sonrió.

— ¿Me permites? —el rubio preguntó. Dejó su vasito de yogurt helado a un costado y con permiso de Michael tomó en sus manos el helado de su contrario—, siempre he querido hacer esto.

Extrajo la cucharita plantada en el helado y arrancó un poco para meterlo en la boca de Michael. Luke sonrió al verlo sonrojado por el acto cometido. Para Michael había sido un gesto muy bonito y no logró contener la risa. Luke olvidó sus problemas por un momento gracias a Michael, puesto que, con solo verlo reír felizmente él sonreía de una manera diferente, y ya no había vuelta atrás.

ROBERTWhere stories live. Discover now