—Pierdes tu tiempo.—se levantó de su silla y acomodó su traje.—Que ya lo he hecho. En las invitaciones así está.

—Yo no lo autoricé.

—Pero yo sí.—lo vi caminar hacia la puerta.

—¿Acaso mi opinión no cuenta en ninguna maldita parte?

—No.—me invitó a salir.

—¡Agh!—di un golpe en el piso con mi pie.—salí enojada, dejándolo atrás.

Caminé hasta la salida, pero al pasar frente a las escalas, vi bajando de ellas a las tías de Damien. Oh no, por favor.

—¡Camille!—dijo con entusiasmo.—Qué bueno es tenerte aquí.

—Buenos días.—dije con una sonrisa, que me borró al ver a Shannon. Pésimo día.

—¡Qué bueno que estás acá!—dijo Shannon, con fingida felicidad.

—¿Ah, sí?

—Primero vamos a desayunar.—dijo la señora Thorne.

—Oh no...

Negó con la cabeza.—Nada de que no.

Vi a Damien llegar detrás de mí, a través del espejo que había cerca da las escaleras.—Camille.—me llamó.

Me di la vuelta y lo vi ofrecer su brazo, pero miraba a otra parte. Lo acepté y me dejé escoltar hasta el comedor. Iba viendo a mi alrededor, mientras era escoltada por Damien hasta el comedor, hasta que escuché la voz de Shannon.

—Damien...—disimuladamente volteé y vi que le decía algo al oído, a lo que él reía, al igual que ella. Suspiré con cansancio y seguí en silencio.

—Camille.—escuché a la señora Thorne hablarme, por lo que volteé sobre mi hombro.—Después de desayunar, vamos a ir todas las damas al bosque que está cerca de Wellington...

—Oh yo...—empecé a negar, pero como siempre, me ignoraban.

—...y nos encantaría que nos acompañases.

Ya que...—Claro.

—Qué bien.

Y seguimos en silencio, hasta que llegamos al comedor, donde me separé de Damien y me fui al lado de Hanna.

Él me miró con el ceño fruncido y siguió a su lugar sin importarle. Después de unos momentos, llegó a su lado Shannon quien se fue y se sentó junto a Damien. Ella se sentó en su lugar después de que uno de los sirvientes la ayudara.

—Camille, verás, ya que si boda será dentro de poco.—todos en la mesa ponían atención a lo que la señora Williams decía.—¿Qué pasa? Estoy hablando con Camille solamente.—se voltearon y ella se acercó un poco más a mí para seguir hablando.—Bueno, cómo te decía... El otro día hablé con tu mamá y me dijo que debíamos de estar yendo más seguido con la modista, quien está trabajando mucho en el vestido, así que suponía que mañana vamos a ir nuevamente.

—Claro.—dije sin sonreír, a lo que ella frunció su ceño.

—¿No estás feliz?

—Oh, sí. Claro que sí.—sonreí.

En eso, llegaron con los platos del desayuno, por lo que dejamos de hablar, a Damien no le gustaba mucho hablar durante el desayuno.

***

—¿Cómo?

—Pues sí, me gustaría un caballo.—dije por segunda vez a Damien, que iba a montar.

Defender Mi Honor (D.M.H. 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora