Ha llegado la lluvia.
Oculta ha caminado entre las lágrimas.
Porque este tiempo ha sido
más bien un desconsuelo.
Pero no tengo derecho
a estar triste.
Hay momentos lindos,
infinitos,
cuando el encuentro con tus ojos
la sangre me llena
de pálidas violetas.
He cerrado la puerta a la tristeza,
y posada la miro en los ojos
de la gente que llega
con su hambre y su miedo,
como una vez llegué,
desarbolado.
El mundo es una barca
florecida de sueños
que se afanan,
desgarrada entre el mar y la congoja.
Los recién llegados atesoran
un secreto más viejo que la aurora.
Platican con la mar
su larga letanía
y muriendo en vida
se entregan al Dios líquido
que es sólo una lágrima encerrada
en los cósmicos cristales
de la Casa sin fin.
Por eso, mis motivos y los tuyos
aparcan sus gemidos.
Hay que llenarse las manos
de panes y jacintos
y hay que platicar contra los muertos
que custodian la puerta de los sueños.
Pero además pasa el otoño
y me ha besado su lámpara amarilla.
Sin embargo, ya ves,
anochecido, se muere la sonrisa,
y parezco un pájaro que ha
perdido su nido.
Repta la pena tenaz
en sus desvelos;
en el cuerpo pétreo de la orilla
agoniza un niño
con los ojos hambrientos de preguntas
y el mundo se hace sueño.
Se hace sueño. Y desgarro. Y abandono.
Rolando Salas Cabrera: Otoño
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Homenagem a Rolando Salas Cabrera
PoetryPoeta. Escritor. Teatrólogo. Rolando Salas Cabrera partilha seu coração entre Chile, Alemanha e Espanha e o compartilha com Erik, Manuel e Rio. Sua força poética encontra-se tanto na prosa incisiva e instigante de Berlin: "Estas calles, estos muros...