Capítulo 11

2.6K 225 127
                                    

     —Muchas gracias, Silver —dije, tomando una de las tazas de té.

Tras terminarnos la rica y tibia bebida que el albino nos preparó, sentí un poco de dolor de cabeza. Era leve pero punzante. Me llevo una mano a la frente, intentando detener el repentino mareo que sentí.

     —Nosotros deberíamos irnos ya. Tenemos cosas que hacer... ¿(T/N)? ¿Estás bien? —me pregunta Sonic, agarrando mis hombros.

     —De repente no me encuentro muy bien...

     —¿Qué sientes?

     —Dolor de cabeza, mareo...

     —¿Qué nos has echado en el té?

     —Mi té de camomila es sano —responde Silver, cruzándose de brazos—. Lo que le habrá afectado es la niebla, os lo dije.

     —¿Y por qué yo estoy perfectamente?

     —No a todo el mundo le afecta por igual. Si ella es de un entorno muy diferente a este es probable que le haya afectado más.

     —Que soy de otra dimensión no cuenta, ¿verdad...? —digo, con tono de sarcasmo, mientras aun lucho por sentirme mejor de alguna forma.

     —¿De otra dimensión? —interroga el plateado, abriendo los ojos exageradamente—. En cualquier caso, no podéis iros así. Puedes quedarte en mi casa hasta que te recuperes.

     —Muchas gracias, eres muy amable —respondo.

Me condujo hasta una habitación libre que era bastante simple. Me acomodé en la cama y el albino me dijo:

     —Duerme todo lo que quieras.

     —Siento ser una molestia... —comento, tapándome hasta la barbilla.

     —Tranquila. Aunque no lo creas, esto me pasa a menudo. La gente entra en el bosque y enferma. Yo les suelo dar refugio si me es posible.

     —Vaya... Debería haber algún tipo de advertencia al entrar.

     —La hay, pero la tapa la niebla.

Sonic estaba en el marco de la puerta, viéndonos con un rostro neutro. Parecía preocupado por mí. Desde que me entró el mareo no ha quitado el ojo de mi cuerpo. Ambos erizos salieron del cuarto para que yo pudiera descansar.

El tiempo pasó. Llevaba ya un rato en la cama intentando dormir, pero me resultaba imposible. No paraba de dar vueltas sin poder estar cómoda, y había algo que invadía mi mente y me distraía bastante.

¿Por qué no puedo dejar de pensar en Sonic?

De pronto, la puerta empezó a abrirse, lo sabía por el chirrido que ocasionaba, que era leve pero aun así podía oírse. Cerré los ojos e hice como que estaba dormida. Me daba vergüenza encontrarme con quien fuera en ese momento, pues mi mente no paraba de dar vueltas sobre aquel erizo azul. Escucho unos pasos acercarse a mí, y luego parar en seco.

Había alguien ahí, pero, ¿quién?

Sentí una mano tocar mi frente, y acto seguido, aquella mano desapareció. Había demasiado silencio en la sala, yo me preguntaba quién era el que estaba allí conmigo, si era Silver o Sonic, ya que aún no lo sabía por tener mis ojos cerrados.

No puedo aguantar más, necesito saber su identidad.

Abro los ojos lentamente y me tropiezo con unos de puro color esmeralda. Estos me observan con seriedad y sorpresa a la vez, sin intención de dejar de mirarme.

Nos quedamos varios segundos en total silencio.

De alguna forma, nuestros cuerpos estaban más juntos que antes. Parecían atraerse lenta pero irrefrenablemente. Sus iris verdes brillaban y ya se me había olvidado el malestar. Se va acercando poco a poco a mis labios. Por mi parte, no opongo resistencia.

El sonido de unos pasos nos hizo parar antes de que nada sucediera. Ninguno de los dos nos percatamos de que Silver se estaba acercando, tan solo apareció de repente. Sonic se retiró rápidamente de mi lado y yo aparté la vista, completamente roja.

     —Esto... ¿interrumpí algo?

Negué enérgicamente con la cabeza, apretando las sábanas. Sí que había interrumpido, pero al fin y al cabo éramos nosotros quienes estábamos en su casa. Nosotros lo estábamos interrumpiendo a él.

     —Solo quería saber cómo te encuentras. También venía a preguntarte qué quieres para cenar.

     —Descuida, no quiero abusar de tu amabilidad. Creo que ya estoy mejor, nos iremos pronto.

     —¿De verdad? Bueno, si cambias de idea, avísame —Tras aquello, se marchó.

     —Lo siento —pronuncia el oji-verde tras unos segundos en silencio.

     —¿Por qué?

Para entonces, Sonic ya se había ido.

¿Se habrá sentido mal por intentar besarme?

Cerré mis ojos y decidí que lo mejor era intentar dormirme de nuevo. Aunque me iba a costar, ya que ahora estaba aún más obsesionada con Sonic que antes.

Sin darme cuenta, me quedé profundamente dormida. Para cuando me desperté, ya era por la mañana.

     —Nos vamos ya. Estoy mucho mejor —digo, en frente de la puerta de salida, al lado de Sonic—. No podemos agradecerte lo suficiente por acogernos, Silver.

     —Yo creo que me lo podéis agradecer devolviéndome la esmeralda.

Tanto Sonic como yo nos sorprendemos y nos ponemos irremediablemente nerviosos.

     —¡Te dije que no la robaras! —le digo al azul.

     —¿Por qué lo hicisteis? —interroga el de ojos amarillos, cruzándose de brazos algo molesto.

     —Verás... —comienzo a explicar—. Las estamos reuniendo todas. Las necesito para volver a mi dimensión.

     —¿Lo dices en serio? Si me lo hubierais dicho os la habría dado.

     —¡Te lo dije! —le repito a Sonic.

     —En fin, podéis quedárosla —dice Silver tras lanzar un pesado suspiro.

     —¡Muchas gracias! —respondo—. Sonic, ¿no crees que deberías disculparte?

El erizo azul baja las orejas y suspira fuertemente, mirando al albino, quien esperaba pacientemente con un rostro inocente.

     —Siento haberte robado la esmeralda. Pero lo hice por el bien de (T/N), no para molestarte ni nada parecido...

     —Me sirve —contesta, sonriente. Luego descuelga unas túnicas que estaban allí cerca y nos las entrega—. Ponéoslas. Os protegerán un poco de la niebla al salir, aunque no van a evitar que la inhaléis, así que id con cuidado igualmente.

Eran un poco terroríficas, pero salimos con ellas. Tras pasar el bosque, nos las quitamos. Sonic estaba menos hablador que de costumbre. Estaba muy atento al radar de gemas. Me preocupaba un poco. Recordé el momento en el que casi me besa y me sonrojé.

     —Oye, Sonic. Ayer... cuando entraste a la habitación y...

     —Hay una esmeralda cerca.

     —No me cambies de tema... —digo, algo molesta.

     —Pero es verdad, mira —me enseña el radar.

【Cambio】» Sonic y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora