Quinto piso

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Trabajaba de noche, eran como las 3 de la mañana, me había quedado de guardia. Como siempre hice mi rutina, caminando por los pasillos de aquel viejo hospital, visitando la sala de enfermería, hablando con los pacientes del primer piso, más de lo mismo. "Es aburrido" solía decir. Ojalá esas palabras no hubieran salido de mis labios jamás. Tocaba luego subir al quinto piso, el sitio que más me gustaba porque daba una sensación lúgubre, un sitio al que los niños no se acercaban, ni por curiosidad. Ese lugar era el cuarto de autopsias, no es que me gustase el estar con los muertos, pero tampoco estaba tan mal. No sentí nunca terror, hasta esa noche. Supongo que alguien habrá oído esas supersticiones como el de Martes 13, o que no debes pisar las lineas de las baldosas, bueno la única superstición que siempre hizo efecto en mí, fue la de la hora del buey. Se dice que en el rango de las 2:15 de la madrugada y las 4:15 es donde suceden cosas extrañas; de pequeño mis padres me hacían dormir temprano, por lo que no me aterrorizó nunca nada por ésa época, hasta que sucedió. Eran las 3:15 de la mañana y yo había despertado por alguna razón, fui al baño y me miré al espejo. Vi frente a éste, un rostro arrugado y pálido fijo, mirándome, al instante vi como ese rostro se desfiguraba, con tajos, sangre, heridas putrefactas, la piel cayéndose trozo a trozo hasta quedar la nada misma, luego el ver como ese rostro se iba acercando lentamente hacia donde estaba, queriendo salir de aquel espejo que nos separaba, eso me aterrorizó. Tanto como para salir del baño corriendo y gritando, despertando a mis padres. Eso me marcó de por vida. Pero supuestamente ahora ya crecido, nada de eso me aterraba, que mal pensé.

Fui a hacer el recorrido por el quinto piso, era todo normal, no se porque miré el reloj que estaba tan aislado en una pared al final del pasillo, eran las 3:15 de la mañana y yo ahí, nunca había ido tan tarde, siempre había evitado ir a esa hora, intenté irme tan rápido como pude. En eso siento un pequeño viento frío en mi oído, me estremecí por completo. Me di vuelta, en la camilla de operaciones había un cuerpo, era al que le habían practicado hoy la autopsia, me pregunté por un segundo, "¿se lo olvidaron?" no podía ser eso. Sigilosamente me acerqué hacia él para cubrirlo, al estar a 5 centímetros de él gira su cabeza y me mira, retrocedí 10 pasos. La cara de horror debió de ser la peor de todo el mundo. El rostro de ese cadáver estaba todo abierto y chorreando sangre, tanta que terminé salpicado. Salí corriendo de ahí y ya jamás pisé ese hospital. Un tiempo después me enteré que ese lugar estaba siendo investigado por sucesos extraños, muertes inexplicables en la sala de autopsias por la madrugada, vaya a saber dios. Quizá yo hubiese sido el próximo de no haber salido de ahí. ¿Quién de ustedes será el próximo? yo aún siento alguien detrás mío observando mis pasos, ahora soy yo el paciente, a mi me toca estar en esas camillas de un hospital esperando ser llevado al quinto piso.

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