―¡Suelta a mi hija depravado! ―gritó la rubia poniendo voz tosca e intentando imitar la voz masculina, inmediatamente el chico le pegó un empujón a su novia y la alejó varios metros de él; a continuación ambos comenzaron a mirar hacia todos lados confusos.

Dafne levantó la mano y ambas la chocaron antes de comenzar a reírse como posesas. Dios, esto iba a ser muy divertido. Pasaron el resto de la tarde asustando abuelitas, espantando niños y rompiendo parejas, finalmente y tras un buen rato sin que nadie pasase al lado del coche de Triz decidieron marcharse. Se bajaron del árbol justo cuando sus vecinos gemelos pasaban por allí.

―¡Dafne! ―exclamaron ambos con felicidad.

Sus vecinos Mario y Miguel eran un par de gemelos de trece años de cabello negro que siempre llevaban en pincho, vestían de forma parecida y eran un tanto traviesos e inquietos.

―Oye, oye... mira si están aquí mis vecinitos.―saludó con entusiasmo levantando la mano para que ambos le chocasen.―¿Qué tal os va en Góngora?

―Bien.―contestó Miguel mientras Mario a su lado se ponía a dar toques con el balón de fútbol.―Dafne necesitamos tu ayuda, necesitamos conseguir dinero de forma rápida.

Ella se llevó la mano a la barbilla y se quedó pensativa unos instantes, vio como Mario había tomado el balón entre sus manos y la miraba fijamente con interés.

―Oye, oye... quiero el treinta por ciento de lo que recaudéis.―indicó al par, ellos se miraron unos segundos antes de asentir, chasqueó los dedos con orgullo y los miró.―Vuestro padre es el director del instituto y profesor, vended las preguntas de los exámenes a sus estudiantes.

―Es verdad, como no nos dimos cuenta antes.―habló Mario golpeándose la frente con la mano para luego mirar a Miguel.―Somos tontos.

―¿Y para qué necesitáis el dinero? ―curioseó Ann

―Cosas de hombres.―respondieron ambos niños endureciendo la voz por lo que Ann comenzó a reírse y luego les revolvió el pelo con cariño.

―Que ricura, se creen grandes y todo.―dijo la rubia agachándose y dándole un fuerte abrazo a Mario que la miraba como si estuviese loca.

―¡Somos grandes! ¡Tenemos trece años!―protestó Mario mientras Ann seguía sobándolo por lo que él al final se dio por vencido y dejó que Ann lo achuchase hasta el aburrimiento.

―¡Annalise estás ahí! ¡Sólo quiero hacerte un par de preguntitas!

Dafne se dio la vuelta y se encontró con una feliz Triz que las saludaba con los brazos abiertos mientras corría hacia ellas. Sin pensarlo dos veces, Ann la tomó del brazo y la arrastró lejos de allí mientras los dos gemelos se despedían de ella con la mano.

―Oye, oye... ¿a qué viene tanta prisa? ―preguntó apurando el paso para seguir el ritmo de su amiga.

―Matt le contó a Triz que cree que tengo un novio y la muy pesada lleva desde ayer interrogándome porque dice que tiene que dar esa primicia.―contó Ann con amargura.―Mi pobrecito Kyle está aterrorizado, dice que Triz ya lo interrogó dos veces preguntándole si sabía quién era mi novio o si sospechaba de alguien.

Dafne resopló, si ocultarle la verdad a Matt estaba siendo ya todo un reto, a Triz iba a ser imposible. Su incansable amiga peliblanca se enteraba absolutamente de todo y cuándo decía de todo era de todo. No sabían cómo lo hacía pero Triz cuando quería descubrir algo lo hacía y lo publicaba en su página web... ¡Oh dios! Ahora tenía un periódico, esto seguro que lo publicaba en primera plana en su maldito periódico.

― Como se entere lo va a publicar en su periódico y Matt lo descubrirá y matará a Kyle por tocar a su hermanita y luego...

―¡Tírate al suelo y escóndete bajo ese coche!―exclamó cuando vio que Triz desaparecía momentáneamente de su campo de visión, si no la despistaban ahora no lo conseguirían nunca.

Cállate y Bésame (TQST Libro #2)© [EN LIBRERIAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora