La Leyenda de La Doncella Dragón -3° Parte-

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Inari, miró discretamente al sitio donde debería estar ubicado el Emperador, al ver el lugar vacío se lamentó, ya que confirmaba lo difícil que sería llegar a estar en la presencia de ese hombre si no quedaba como la doncella escogida. Pero para llegar a eso tenía que mantener la compostura y seguir adelante con su plan...aunque no era nada sencillo.

—¡Jia-Li! ¡Ven conmigo! Ahora vas a demostrarme que no eres una mentirosa...—El eunuco le hizo levantarse de su puesto y la dirigió hacía a la pequeña tarima del salón. Los ojos de todos estaban sobre ella en ese momento. A Inari sólo le preocupaba en ese instante ocultar sus pies bajo su largo atuendo, ya que sus zapatillas se quedaron bajo la mesa y estaba descalza.

—Maestro Yung...

—¡Concéntrate, niña estúpida! Aquí tienes un Guqin, y frente a ti los funcionarios más importantes de la corte del emperador y su hijo, el general Syaoran. ¡Impresiónalos o te cortaré los dedos!

Inari se arrodilló a un lado del instrumento y se sentó sobre sus talones adoptando la posición correcta para tocar el complejo. Pidió al alma de su padre que le diera la sabiduría para tocarlo con maestría, ya que hacía mucho tiempo que no lo hacía. Entonces, luego de respirar profundo y aquietar su corazón, el joven comenzó a tocar las cuerdas del Guqin, interpretando una melancólica melodía antigua que su padre le enseñó.

La hermosa joven deleitaba a los presentes con la música, estos observaban a la doncella tocar con tanta delicadeza y hermosura que se conmovieron con ella. Los dedos de Jia-Li apenas y pellizcaban las duras cuerdas del Guqin haciendo que de estas fluyera la exquisita canción. A este punto el alma de Syaoran quedó ligada a la de la misteriosa doncella y no podía dejar de admirarla, olvidado los pesares de la guerra y las tristezas que traía consigo, sintió una gran alegría en su corazón y su deseo por la joven se acrecentó.

Entre tanto, el comandante Yan-Tao escuchó impresionado la melodía que provenía del salón principal. Preguntó a una de las criadas que salía de allí quién tocaba el Guqin. Y la joven muy emocionada le respondió:

—¡Es una de las doncellas de Yung! ¡La de los ojos hermosos! Esa joven debe ser la preferida de uno de los dioses, ¡porque es tan hermosa y talentosa! Seguro será la escogida de mi señor el Emperador.

Al escuchar esto, la curiosidad del comandante pudo más que su discreción, así que regresó al salón para comprobar con sus propios ojos lo que la criada le dijo. Al ver a Jia-Li tocando sintió más bien angustia que deleite, ya que sin duda una joven tan hermosa y talentosa atraería para sí la atención de todos, en especial la del Emperador. Y Yan –Tao la quería para sí.

—Tengo que evitar que seas la escogida o voy a perderte...

Así que desde ese momento Yan-Tao se propuso sabotear a la doncella, haría todo lo posible porque fuera rechazada por todos y de esta forma tendría el camino libre para pretenderla para sí.

Al terminar, los presentes aplaudieron muy impresionados. Como siempre, aquella presentación dejaba en muy alta estima al eunuco Yung, ya que todos admiraban su sabiduría y buen gusto al escoger a las jóvenes. Inari agradeció a su padre y a sus ancestros por haberle ayudado en tan importante prueba, pero apenas bajó de la tarimilla con el maestro Yung cuando el comandante Yan-Tao se paró frente a ellos con muy mala actitud.

—¡Comandante Tao! ¿Viene a conocer a la joven Jia-Li? —El eunuco Yung luego de hacer una reverencia ante él, le sonreía pensando que este había venido a admirar a la joven.

—¿Dónde está el truco? ¡Anda! ¡Responde!

—¿Cuál truco, mi señor Tao?

—¡No estoy hablando contigo Yung!

Los Cuentos de Príncipes sin Princesas (Disponible Versión en Papel)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt