Capítulo 3 . Y hablando de misterios...

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Habían pasado solo diez minutos , y la necesdad de compañía era más acuciante que antes.

¿Habría vuelto Charlotte a tener vértigos abajo , en la sala de música? ¿ Qué debía de pasar si uno saltaba del primer piso de una casa de Mayfair del siglo XXI al Mayfair de pongamos el siglo XV, cuando en este lugar no había casas o solo muy pocas? ¿Aterrizaba en el aire y luego se precipitaba contra el suelo y se daba un batacazo siete metros más abajo? ¿Sobre un hormiguero , quizá? Pobre Charlotte . Aunque tal vez le enseñaban a volar en su misteriosa clase de misterios.

Y, hablando de misterios , de repente se me ocurrió una idea para distraerme.Fuí a la habitación y  miré hacia abajo , a la calle . En la entrada del número 18 seguía plantado, como siempre, el hombre de negro. Podía verle las piernas y parte de la gabardina. Los tres pisos de la casa nunca me habían perecido tan altos como en ese momento.  Para entretenerme , calculé la distancia que había desde allí arriba hasta el suelo.

¿Se podía sobrevivir a una caida de catorce metros? Tal vez, si había suerte y se aterrizaba en terreno de aluvión. Se suponía que en otro tiempo Londres había sido un pantanoso terreno de aluvión, o al menos eso decía mistress Counter, nuestra profesora de geografía. Que fuera pantanoso estaba bien: así , al menos , caías sobre blando. Aunque solo para después ahogarse miserablemente sobre el lodo.

Tragué saliva. Mis propios pensamientos me parecian siniestros.

Para no tener que estar sola más tiempo , decidí arriesgarme a hacer una visita a mis familiares en la sala de música , a sabiendas de que corría el peligro de que estuvieran enfrascadas en alguna conversación supersecreta y me echaran inmediatamente.

Al entrar , ví a a la tía abuela Maddy sentada en su sillón preferido junto a la ventana y a Charlotte de pie junto a la otra con el trasero apoyado contra el escritorio Luis XIV , aunque estaba estrictamente prohibido. Charlotte se había canviado y , en lugar se su uniforme escolar , llevaba un vestido azul oscuro que parecía una mezcla se camisón , albornoz y hábito de monja.

-Sigo aquí , como ves- dijo.

-Humm... qué bien - repuse yo , intentando no mirar el vestido con cara de horror.

-Esto es insoportable - se quejó la tía Glenda , que caminaba arriba y abajo entre las dos ventanas.

Como Charlotte , la tía Glenda era alta y delgada , y tenía unos resplandecientes rizos rojos. Mamá tenía los mismos rizos , y también mi abuela había sido antes pelirroja. Caroline y Nick habían heredado igualmente ese color de pelo. Yo era la única que era morena y tenía el cabello liso como mi padre.

Antes yo también había suspirado por tener el pelo rojo , pero Eleanor me había convencido de que mis cabellos negros creaban un contraste encantados con mis ojos azules y mi piel clara. Eleanor había conseguido convencerme , además , de que la marca de nacimiento con forma de media luna que tengo en la sien - que la tía Glenda llamaba siempre " ese extraño plátano" - me daba un aire misterioso y exótico. En esos momentos me encontraba francamente guapa, a lo que había contribuido el corrector dental , que había sometido con éxito a mis dientes delanteros y había acabado con mi sonrisa conejil. Aunque naturalmente seguía sin ser , tan " encantadora y gentil" como Charlotte , por utilizar las palabras de Liam. Cómo me hubiera gustado que pudiera verla ahora enfundada en ese saco.

-Gwendolyn , angelito , ¿ Quieres un caramelo de limón?- La tía abuela Maddy dió una palmadita al taburete que tenía al lado -. Siéntate aquí y distráeme un poco. Glenda me está poniendo de los nervios con ese ir y venir.

-No tienes ni idea de como se siente una madre , tía Maddy- masculló la tía Glenda.

-No , supongo que no- suspió mi tía abuela.

Rubi {Harry Styles}Where stories live. Discover now