Capítulo 1. Petición familiar.

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¡Hola! A partir de este mensaje estarás leyendo el primer capítulo de uno de mis fanfics más trabajados por mi. Quiero decirte que estás leyendo también el inicio de un fanfic que está en proceso de edición. ¿A qué me refiero? A que estoy corrigiendo errores ortográficos sueltos aquí y allá y, si veo necesario, agrego también algunos cuantos parrafitos para completar mejor este asunto. 

Si estás leyendo esto y vas al día, ¡no te preocupes! Los cambios que estoy haciendo son pequeños y no cambian para nada la trama central. Gracias por su atención, disfruten la lectura~ uvu 

Gotas de agua.

Capítulo 1. Petición familiar.

Estaba completa y absolutamente loco.

Solo un alma tan ingenua como la suya podía aceptar esta clase de favores.

Aprieta las correas de su maleta y apresura un poco su paso. El peso de la maleta no hace nada más que ponerlo todavia más tenso y nervioso.

¿Cuánto lleva encima, siete, quizá ocho?

Ah, no.

Nueve. Lleva consigo nueve mil libras directo para el sultán de Sindria, el tal... Sinbad, o como se llamara aquél hombre con el que, por cierto, no tiene nada que ver. Esto es simplemente un... favor familiar. Pero vaya favorcito.

Las despedidas ya estaban hechas, el vuelo planeado y las vacaciones del trabajo ya pedidas. Se da la vuelta y observa a la pelirroja del otro lado de la cinta, despidiéndolo con la mano todavía, a un lado del guardia a cargo del detector de metales.

— Los pasajeros al vuelo de las 14:50 con destino a Sindria, se les informa que las maletas de carga pesada ya están siendo transportadas al avión. Se les pide que se vayan acercando a la salida siete del tercer piso, por la puerta B.

Era su llamada.

Le sonríe por una última vez a la señorita y con nervios se da la vuelta y comienza a caminar junto a otros pasajeros. Seguramente se iban a tomar su tiempo cargando el combustible para los motores así que seguramente responderá algunos cuantos mensajes en el celular. Ni siquiera pudo despedirse de sus otros hermanastros.

Todo estaba lleno, pero en ese momento ni siquiera lo notaba. Tantas personas y él, tan retraído y nervioso iba perdido en sus pensamientos y en la pantalla de su celular. Evita a un pequeño infante travieso sin darse cuenta y luego levanta un momento la mirada para ubicarse. Se apresura a llegar a la habitación con un siete negro encima. Dentro, no era más que una habitación con una linda aeromoza a un lado de otra puerta al exterior y con asientos, en donde había más gente.

Mira a la aeromoza y ella, al advertir su mirada, lo mira de vuelta con una sonrisa cordial en los labios. Pero luego la chica baja la mirada a su maleta solo por el rojo tan llamativo que tiene y no por otra cosa pero es suficiente para que Judar piense lo peor y abrace con cierta posesividad la maleta deportiva. Más nervioso se pone cuando la chica se acerca a él.

— ¿Desea que lleve su maleta junto al resto?

Traga saliva.

— No... No gracias.

— ¿Tiene el permiso para llevarla con usted? —Pregunta la aeromoza con un poco más de firmeza. — Ya veo. —Asiente en cuanto ve la etiqueta en un costado. Entonces equipaje de mano. Le ofrece otra sonrisa cordial y se pone más derechita.

Esta mujer... ¿No lo está mirando con demasiada sospecha? O tal vez sea el propio Judar quien lo ve así por sus nervios. Debía lucir realmente sospechoso. Pero ya hizo nota de la cantidad de dinero, los motivos y Judal, según le habia dicho, ya habia aclarado desde antes de qué forma legal consiguió el dinero. 

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