Invierno: Nieve Que Muere

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Tuve problemas con el final pero espero les guste. Algunos ya se habrán dado cuenta pero este fic está relacionado con otros, los cuales aclararé al final.

"Haré que la vida que te queda esté lleno de felicidad y permaneceré a tu lado por siempre"

—Basta.

"¡Prometo no dejarte solo!"

—Detente.

"Jamás me volveré a separar de ti"

—Ya basta.

"Estaré contigo el resto de....

—¡Basta! —gritó Akaashi mientras sujetaba su cabeza—. Basta, basta, basta —se repetía una y otra vez—. Sólo, basta —susurró en la soledad de su habitación—. Por favor, detente.

Su cuerpo apenas lograba mantenerse sentado sobre la cama, su respiración tenía que ser ayudada por el respirador sobre su rostro y sus ojos cansados notaban otra noche en la cual había derramado más lágrimas.

En todo el tiempo que conoció a Bokuto, nunca le había mentido. Siempre le decía la verdad o trataba de evadir la respuesta cuando le preguntaba algo, mas nunca le dijo falsas palabras. Hasta ese momento. Bokuto le prometió que estaría junto a él, sujetando su mano y sin separarse de su lado hasta su último suspiro. No fue así.

Cuando escuchó el estruendo sonido por el auricular, lo llamó con desesperación. Una, dos tres veces, sus voz no paraba de llamarlo. Un frío recorrió su cuerpo cuando la voz de Bokuto llegó a sus oídos. Baja, entrecortada y adolorida, así se escuchaba. Por primera vez sintió un vacío cuando un "Te amo", de parte de Bokuto, llegó de forma débil y sincera. Después de eso, silencio, silencio y más silencio.

Aquella tarde de otoño, donde el cielo pesaba, gotas caían y hojas crujían, perdió a la persona más importante para él. Perdió a Bokuto.

—Nunca creí —habló con mirada perdida en la ventana—, que pudieras mentirme de esa forma, Kotaro.

—Nadie lo creyó —escuchó, mas no volteo para saber de quien se trataba—. Deberías descansar.

—Ya he descansado lo suficiente, Kuroo-san.

—Tus ojeras me dicen todo lo contrario —se le acercó el pelinegro—. ¿Otra noche llorando? —suspiró al ver que no le respondía—. Llorar te agota más y lo sabes. Deberías evitar hacerlo.

—Mira quien lo dice —soltó una ligera risa y volteó a verlo—. El que tiene ojos rojos.

—Muy cierto —sonrió forzadamente—, pero no puedo evitarlo. Es normal que lloré. Él era... es mi mejor amigo, mi compañero de bromas, mi herma...

—Y él era la persona que amaba y con la que me iba a casar —interrumpió a la vez que se quitaba el oxígeno—. Mis motivos para hacerlo son más grandes que las tuyas, así que no me vengas con eso de que debería evitar...

La falta de aire interrumpió sus palabras. Su corazón se aceleraba y dolía, aunque ese ya había dolido desde el momento que Bokuto se separó de su lado.

Akaashi apartó a Kuroo cuando se le acercó, pero en el segundo intento sus fuerzas lo abandonaron. Dejando que el mayor le colocara el oxígeno y lo recostara sobre la almohada.

—A qué... a qué has venido —jadeó.

—A lo mismo que he venido en las últimas semanas: cuidarte.

—No lo... necesito. Así que vete.

—No puedo, se lo prometí a Bokuto.

—Y él... prometió no separarse de mí pero lo hizo. Así que puedes romper esa promesa sin sentirte culpable.

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