-Perdona, ¿Se puede? - señaló una silla a mi lado.
-Claro, sientate. -Balbuceé.
-Yo soy Ezrahnniel pero la gente me llama simplemente Ezra.
Lo miraba aturdida. Sin tapujos, estaba buenísimo.
- Leslie, Leslie Glash. Y, bueno, la gente suele llamarme Leslie. - Solté una risa entre nerviosismo y estupidez. Empezaba a parecerme a las chicas del instiuto, pensé.
Me miraba con su suave sonrisa en sus finos labios. Cambió el peso de pierna e introdujo una mano en el bolsillo de su pantalón.
No podía parar de sonreir como una completa idiota.
-Bueno, vas a dejar sentarme o no?- Se rió divertido. señalando con su cabeza su silla, ocupada por mi mano, en la que me apoyaba mientras babeaba sus pies.
Me despegué de su silla de golpe.
-Eh... Perdona. No me di cuenta- Notaba el calor de mis mejillas subiendo por mi cuerpo, tapé mi cara con el pelo, intentando esconder el tomate que llevaba dentro.
-¿Conoces a mi prima, entonces?-Le pregunté.
-Es mi hermanastra -sonrie y me mira fijamente, apoyando un codo sobre la mesa-
-Me gusta, entonces, que seas familiar lejano. - río leve
-Y por qué no ser familiar directo?- arquea una ceja riendo, se nota que se lo pasa bien intimidando a las chicas.
Me encojo de ombros, sin saber qué responder.
Los otros chicos se sientan en la mesa.
-¡Leslie, preciosa!- Llega el pito.
Me levanto de la silla con cara de pocos amigos y me acerco a abrazarla, pero ella me aparta y se lanza a los brazos de Ezrahanniel.
-Hola Ez -le besa la mejilla, demasiado cerca de la boca, para mi gusto. Él le revuelve el pelo. Se ve que la trata como si fuera una niña pequeña tras un vendedor de nubes de azucar.
Todos se van acomodando. No me presento a nadie, ellos tampoco. Todos felices.
Me paso la noche hablando con Ez, parecemos amigos de toda la vida. Todos nos miran preguntandose si nos conocemos.
Me hace gracia. Y pensar que iba a ser aburrido...
Miro a Hanna, parece muy cabreada. Se lo merece, por una vez que un chico me hace caso, se lo merece.
