Parte 9

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«A veces soy muy tonta» dijo Emma, mientras Regina cerraba la puerta tras de sí «Sucede que...no sé. Es todo muy reciente e intenso para mí. Nunca antes sentí esta...esta opresión en el pecho como si en cualquier momento mi corazón fuese a explotar de tanta ansiedad, de felicidad...y tengo miedo de que cosas horribles del pasado interfieran en nuestro presente» añadió, jadeando discretamente cuando las manos de Regina se posaron en su cintura.

«Entiendo...» dijo la morena «Entiendo porque yo he luchado con todas mis fuerzas, he luchado hasta el último momento para no enamorarme de ti ni de nadie, pero no lo he conseguido...aunque pensase que nunca más volvería a enamorarme o confiar en otra mujer» ella explicó, ocultando las razones de su desilusión «No puedo permitir que el pasado me impida ser feliz otra vez y tú debes hacer lo mismo, independientemente de lo que haya sucedido»

«Tienes razón...vamos a olvidar los malos momentos del pasado y focalizarnos solo en el presente. Quiero disfrutar cada minuto a tu lado, quiero experimentar una nueva vida contigo...» dijo ella, sintiendo el aliento caliente de Regina mezclándose con el suyo. La energía que fluía silenciosamente alrededor de ellas era sofocante. Regina se acercó más, sus brazos se deslizaron por los costados de Emma, atrayéndola hacia su cuerpo, calentándola hasta el alma con ese ardor proveniente del deseo cuando la boca de Regina cubrió la suya, y la lengua dio inició a un suave ataque, quebrando todas las barreras, incertidumbres y miedos sentidos por ambas. Sinuosamente, las manos de Emma subieron por los brazos hasta alcanzar la nuca de Regina, dejando un ardiente rastro por toda la extensión de piel tocada. Un estremecimiento de placer le recorrió el cuerpo cuando los dedos de la morena comenzaron a deshacer el lazo de su vestido sin interrumpir el beso, donde la lengua de ella invadía toda su boca, saboreando sus labios como si fueran el más refinado de los vinos.

«Te amo, Emma...» susurró ella «Estoy locamente enamorada de ti» añadió, mientras sus labios se deslizaban por su cuello

Emma sintió el corazón latir más fuerte y casi se derritió ante aquellas palabras, aunque no fuese la primera declaración por parte de Regina

"¡Qué mujer más intensa...!", pensó Emma, echando la cabeza hacia atrás cuando la boca de Regina tomó posesión de su cuello, recorriendo la curva de su clavícula al mismo tiempo en que le cubría la piel con húmedos besos y pequeñas caricias con la punta de la lengua.

Después de deshacer el lazo, de forma lenta y precisa, Regina desabotonó los pocos botones existentes en el vestido de tejido leve, haciéndolo deslizar por los hombros, revelando el cuerpo a medio desvestir de la mujer amada.

«Eres tan hermosa...no hay nada que desee tanto en este mundo como te deseo a ti...» susurró Regina, y el corazón de Emma casi se detuvo al sentir la punta de los dedos de la morena rozando sus endurecidos pezones. Todo su vello se erizó y su cuerpo se estremeció, arrasado por las ondas de calor que la golpeaban en cascada. Sus manos abandonaron los cabellos de Regina para comenzar la tarea de quitarle la ropa, comenzando por el negro chaleco, y rápidamente, sus dedos trabajaron en la inmensidad de botones en fila en el centro de la camisa blanca de maga larga, exponiendo el cuello blanco y los pechos de tamaño perfecto cubiertos por el sujetador. Naturalmente, los ojos de Regina se cerraron cuando los labios de Emma le tocaron los hombros, el pescuezo, el cuello, y en seguida, lamió su labio inferior, amenazando con besarla, pero retrocediendo como si quisiera provocarla. Los ojos castaños se abrieron, dilatados y temblorosos ante el deseo, una sonrisa cómplice brotó en ambas bocas y sin esperar un minuto más, Regina la condujo a la cama. El peso de su cuerpo cubrió el cuerpo de Emma, y sus piernas, aún cubiertas por los vaqueros, se acomodaron entra sus desnudos muslos, abiertos para recibirla.

InfidelidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora