La miro de pies a cabeza como si fuera lo mas interesante de aquel cuarto, y vio como saco un cuchillo. Camino hacia ella, con pasos lentos y corto la cinta adhesiva que tenía en sus manos. Ellie solo se Sobo sus muñecas doloridas y miro al hombre.

—Merle me dijo que tuviera cuidado contigo.— hablo al fin el hombre sentándose en la mesa que estaba frente a ella.

—¿Quien mierda eres?— le gruño mirándolo.

—Tienes una mirada rebelde.— susurro el hombre.— Soy el gobernador.

—¿Gobernador?— rió Ellie, le parecía gracioso aquel nombre.— ¿Viniste a sacarme información?

—Que lista.— su voz era gruesa y tenia una mirada un tanto seria.— podemos llevarlos con su grupo, solo debemos saber en donde se ubican.

—Si claro, y yo nací ayer.— habló con sarcasmo la chica.— no te diré ni una puta mierda.

Se tensó al sentir como el hombre agarraba bruscamente su mandíbula y se acercaba a ella enojado.

—Tienes un boca muy insolente.— acaricio sus labios, ya muy cerca del rostro de Ellie.— Vamos a tratar con un juego.

—Que divertido.— susurro Ellie con rabia teniendo al Gobernador bien cerca de su rostro.

El hombre se paseo por alrededor de la chica, y acaricio su cuello desnudo. Ellie solo estaba aguantando las ganas de golpearlo, debía controlarse si no quería que le hicieran mas daño a Maggie o Glenn. Se sorprendió al sentir como el gobernador deshacía la coleta que ella llevaba, dejando caer sus cabellos castaños claros por sus hombros y espalda.

—Hace demasiado tiempo no veía a una chica tan hermosa.— tomo su mejilla mirando los claros ojos de Ellie y su suave piel blanquecina.

—El juego sera esté, te iré preguntando cosas sobre tu grupo.— acaricio la mejilla de Ellie.— si no respondes, me temo que tendré que golpear esta linda cara. Y si tratas de hacer algo, traeré los cuerpos muertos de Maggie y Glenn aquí.

La castaña quedó paralizada en su asiento, no tenia opciones. Como Merle dijo, aquí ellos no tenían ninguna prioridad, si trataba de matar a este hombre pues le harían daño a sus amigos o hasta matarían. Pero tampoco podía decir algo sobre la prisión, debía proteger a Carl y su hermanita.

—Bien, empecemos.— se puso de pie delante de la chica.— ¿En que lugar esta tu grupo?

Ellie solo cerro sus ojos y no hablo, trago saliva nerviosa al ver como el hombre suspiraba cabreado, sabia que lo estaba haciendo enojar pero valía la pena mantener oculta la información.

Y sintió como su mejilla ardió, por el golpe que recibió del gobernador. Fue uno demasiado fuerte para ella, tanto, que sintió como su boca rápidamente sabia a sangre.

—¿Cuantos son en tu grupo?— pregunto nuevamente cogiendo el cabello castaño de la chica para que le mirara.

Pero esta de nuevo se quedo en silencio, controlando su respiración por el dolor de su mejilla. Otro golpe cerca del ojo llego rápidamente, sentía sangre bajar de su nariz, de verdad que el tipo golpeaba fuerte.

—¿Tienen suministros?— pregunto sonriendo, al ver como Ellie ya estaba sangrando.

—¡Jodete imbécil!— le grito, escupiendo en su cara.

—De verdad eres una chica dura.— tiro de su cabello, echando su cabeza para atrás.— Pero una estúpida al enfrentarme así.

El grito desgarrador de Ellie sonó en el cuarto, al sentir como los dientes del gobernador se enterraban brutalmente en su cuello. Estaba sangrando mucho pues sentía como la sangre corría hacia su pecho, y respiro con dificultad al sentir el dolor en toda su cara y cuello.

How many walkers have you killed? (Daryl Dixon.) Where stories live. Discover now