Capítulo 2: La apuesta.

1.8K 209 141
                                    

-Mello...Mello...

Su nombre, como una especie de mantra placentero, provocó que el rubio clavase las uñas en el trasero de su pequeño novio mientras lo embestía con fuerza, dejando de lado el romanticismo con el que habían comenzado a enrollarse. A veces no podía creer que bajo aquella fachada de niño callado y solitario, Near le estuviese ofreciendo el mejor sexo que había probado.

-Ahhh, joder, Near... - se paralizó cuando su bajo vientre hizo una explosión de calor que inundó por completo el preservativo, dejándose caer agotado sobre la espalda del albino.

Los pequeños besos, dulces y suaves, hicieron sonreír a Near. Sonrojado y agitado, abrazó a su chico pandillero, besando con cariño su cicatriz. Se dejaron caer juntos en la cama y él hizo un caminito circular con la yema de los dedos sobre el pecho del rubio.

Sus ojos se deslizaron hacia la montaña de libros y apuntes que había en el escritorio, haciendo una mueca bastante infantil.

-¿Por qué cuando te invito a estudiar en casa terminamos siempre así?.

-¿Porque soy una mala influencia?. - aquel murmullo travieso le provocó una risilla.

A tientas y sin poder - o mejor dicho, querer - apartar las manos del cuerpo de su chico, Mello consiguió rescatar un trozo de chocolate que anidaba en el bolsillo del chaleco tirado en la cama. Le ofreció aquel manjar al albino, que sonriendo, lo rechazó besando la punta de su nariz.

-Sabes que prefieres comértelo todo tú solo.

-Como a ti. - sonrió, mordiéndole la mejilla y tumbándose de nuevo sobre él para acunar la piel de su clavícula con los labios. Le gustaba tanto el aroma de Near que sentía que podría perderse junto a él. Pasarse la vida entera enredado entre sus piernas.

A Near le encantaba aquella parte romántica del rubio, le gustaba saber que era el único que le conocía realmente. Porque se habían criado prácticamente juntos y sus familias tenían una relación bastante sólida y buena, apoyándose entre sus padres cuando ocurría algún problema. Sobraba decir que vieron con muy buenos ojos que ambos al fin se decidiesen a salir juntos. Su madre siempre le había dicho que sus pupilas se dilataban en exceso cuando se encontraba con Mello. Y al final, lo que dicen de que "todas las madres llevan la razón" era completamente cierto.

-Tsk...mierda... - chasqueando la lengua con un suave murmullo quejica, Mello agarró su teléfono móvil cuando se dio cuenta de que la vibración que sentía cerca no era precisamente el cuerpo de su chico. - ¿Diga?.

-¿Que haces?.

-Hola a ti también, Elle. ¿Que hago?, pues aquí, con Near. ¿Entiendes?. - sonrió travieso cuando vio la reacción de su novio, que escondió sonrojado la cara bajo la sábana de la cama.

-Ah...ya veo...Beyond y yo vamos a la tienda de cómics, ¿os venís?.

-Elle quiere que vayamos a la tienda de cómics, ¿te apetece?. - le mordió la punta de la nariz, sonriéndole de medio lado.Cuando el albino asintió y salió de la cama para darse una ducha, el rubio se rascó la coronilla. - Nos vemos en cuarenta minutos.

-Bien, no tardéis.

---

Al ritmo de American Hi-Fi, Lawliet se movía por el dormitorio, tarareando mientras dejaba sobre la cama un montoncito de camisetas sin saber cual se pondría. Había terminado los ejercicios de aquel día y le apetecía mucho dar una vuelta por la ciudad, y como Beyond se apuntaba a cualquier plan pues se repetía mentalmente que cómic debía de comprarse hoy. Le quedaban pocos tomos para acabar una de las colecciones del Caballero Oscuro por lo que aprovecharía su visita a la tienda.

La gran apuesta.Where stories live. Discover now