Corrompiendo tu alma negra

Capítulo 3: ¿Quién eres realmente?

Dumbledore, desconfiado, se soltó de ella, se puso de pie y dio vueltas por su despacho. - ¿Tú? – La observó con cara de pocos amigos - ¿Cómo es posible que lograras sobrevivir al viaje y a esas heridas? ¿Quién eres realmente? 

Valerie suspiró dolida, no pensó que el Dumbledore del pasado fuera a ser tan desconfiado, pero se recordó que las circunstancias en las que se habían conocido eran totalmente distintas a las actuales, por lo que no le quedaba de otra que ser sincera con él y esperar, pacientemente, a ganarse su confianza. Cruzó los dedos para que fuera lo más pronto posible.

- Me llamo Valerie, Valerie Deanoff. 

- ¿De la línea familiar Deanoff de Rumania? 

- No tengo descendencia que yo sepa..., la última de mi línea familiar soy yo.

- ¿Cómo lograste sanar tan rápidamente tus heridas? 

- Porque soy más resistente que los humanos – le respondió vagamente Valerie.

Dumbledore notó como la molestia se apoderó de su cuerpo cansado de tanto misterio. Comenzó a sacar su varita y su magia se removió inquieta, cuando rápidamente Valerie se puso de pie y atravesó con la mirada al profesor, sus ojos estaban cargados en maldad y advertencia. 

- Controla tu magia, Albus, o no podré controlarme.

Él la observó sorprendido cuando vio como el cuerpo de la joven se tensó y cerró los puños con fuerza, él no se percató que había dejado fluir su magia al estar tan molesto. 

La fiereza en la mirada de Valerie le puso los pelos de punta y lentamente le preguntó - ¿Qué eres? 

- Los muggles me llaman vampiro... En el mundo mágico solo fui una joven bruja que tuvo la mala suerte de ser mordida por un ser de la noche.

Dumbledore abrió los ojos anonadado- ¡¿Un vampiro?! 

– Si tu pregunta es si me alimento de sangre, la respuesta es sí. Cuando un mago deja fluir su magia puedo oler su sangre mágica... Tengo un gran auto control pese a las heridas que sufrí sino es probable que tu pequeño arrebato no hubiera terminado muy bien - tomó aire con fuerzo. - Heridas hechas con magia negra es algo que me debilita bastante y necesito alimentarme pronto. 

El profesor tensó el cuerpo estupefacto ante tanta sinceridad – Pero... ¿Cómo? 

- El cómo no importa, es una historia no digna para esta ocasión. Soy una bruja así como tu eres un mago, solo que tengo más fuerza, soy más veloz, tengo mejor olfato, vista y audición, pero nada más - señaló omitiendo más algunos detalles.

- ¿Puedes hacer magia? – le interrumpió Dumbledore.

Ella puso los ojos en blanco y levantó una mano, los libros que habían en el escritorio del profesor comenzaron a flotar y girar rápidamente – He aprendido con los años que la magia está en todo aquello que nos rodea, la varita es un mero catalizador de nuestra conexión con ella. Si se logra percibir, se es posible usar la magia sin varita, sin embargo los hechizos más específicos siempre son mejores con varita – agitó su mano y los libros se amontonaron en una esquina de la mesa.

Dumbledore no dijo nada, jamás en su vida había estado tan sorprendido. -¿Y tú varita?

Con agilidad, la vampira sacó de entre sus ropas una larga varita de madera negra y se la tendió al profesor para que la observara, luego se sentó en una silla y suspiró. Dumbledore le devolvió la varita nuevamente mudo.

- Mira Albus... no tengo tiempo para poder ponerte al tanto toda mi historia como me gustaría. Sé que tampoco vas a confiar en mí como si nada, pero fuiste tú quien me envió para esto. Sé que mañana llegaran los alumnos por el inicio del año escolar y debo ingresar con ellos a clases.

- ¿¡Cómo!? –

- Tal como escuchaste, debo hacerme pasar como una nueva alumna. Me ganaré la confianza de Riddle, me uniré a él y lo llevare por un buen camino, tal como me pediste.

- No puedo poner en peligro a mis estudiantes con alguien como...- pero no terminó la frase al ver la mirada de desprecio que le regaló la vampira. - ¿Alguien como yo? – Valerie le sonrió con maldad - En las noches me alimentare en el bosque, ninguno de tus alumnos jamás será atacado por mí, lo prometo

- Pero Tom tendrá un vampiro en sus filas – le interrumpió el profesor – No permitiré que hagas eso...

Ella suspiró molesta – No vengo a ayudar a Riddle, si por mi fuera lo mataría apenas pisara un pie en este castillo, pero desgraciadamente me importa mucho tu opinión... Además me pediste encarecidamente que trata de darle una segunda oportunidad a ese maldito mago. Puedes vigilarme todo lo que quieras, si crees que me estoy cambiando de bando puedes matarme si gustas.

Dumbledore le dedicó una mirada extrañada - ¿Acaso no eres inmortal? 

– Si, pero hay algunas formas para deshacerse de mí, aunque tampoco pienso decírtelas – sonrió y le guiñó un ojo. Se puso de pie y se dio media vuelta caminando hacia la salida.

- ¿A dónde vas? –

- Necesitas un tiempo para procesar todo lo que he te dicho, cuando sea así me avisarás como haremos para que esta querida nueva alumna ingrese a su sexto curso en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, mientras tanto estaré en el bosque, necesito alimentarme - se dio media vuelta dejando a Dumbledore solo en su despacho.

El profesor se sentó en su silla todavía demasiado sorprendido. Jamás pensó que algo así podría suceder y que él fuera la mente maestra detrás de ello. Sin embargo, todo lo que Valerie le había revelado era verdad. Ella era real, ella era verdaderamente un ser... Sacó esa idea de su cabeza. 

Si todo lo que decía era cierto, Tom Riddle, en el futuro desataría una guerra mágica que generaría una cantidad de muertes horrorosas. Por más que desconfiara de la vampira sabía que algo andaba mal con Riddle, pese a que nadie le creyera. Pero ahora, tenía de su lado a una vampira que estaba dispuesta, por pedido suyo, a tratar de llevar por buen camino al joven Tom, de no ser así... Se le pusieron los pelos de punta de tan solo pensarlo. 

Resuelto, se levantó y se encaminó a la oficina del director Dippet, con una decisión tomada en su mente.