Caricias que te matan.

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Escuchó esa hermosa carcajada que tanto le encantaba oír, y aspiro el aroma de la chica. Era como una droga, su olor y cuerpo, ni siquiera le importaba que estuvieran en un puto apocalipsis, todo ahora se trataba de ellos dos.

—Estas putamente mojada.— acaricio con la yema de sus dedos la intimidad de la chica por encima de la tela,  escuchando como esta ahogaba un gemido en su garganta.

—¿De quien crees que es la puta culpa?— le susurro de con una sensual sonrisa.

Daryl se lamió sus labios, aguantando no comerse en ese momento a Ellie. Pero su control se estaba yendo muy abajo con la mirada y sonrisa que Ellie le daba. Suspiro ya cabreado, y de un tirón saco rápidamente la ropa interior de la chica.

No pudo evitar el gemido que se escapó de sus labios, al sentir como los dedos del cazador se colaban en su vagina. De verdad estaba muriendo del placer, sabia que Daryl tenia experiencia con mujeres pero no sabia que las hacia llegar al cielo.

Daryl por su parte sentía como su entrepierna se sentía cada ves mas apretaba, sintiendo como las paredes vaginales apretaban sus dedos, le encantaba lo apretada que la castaña era. Y al igual que Ellie, el sabia que ella también antes había experimentado que era tener sexo, pues la chica igual tuvo aventuras con cuantos chicos.

No imaginaba como seria meter su pene dentro de esa apretada vagina, con solo pensarlo mas duro se ponía su miembro. Y no podía dejar de disfrutar aquellos satisfactorios gemidos que Ellie lanzaba al aire, le encantaba que no fuera una chica tímida en el sexo.

—Me vas a hacer llegar, antes de que metas tu verga.— rió entre gemidos pues, la chica ya estaba tocando las nubes con los expertos movimientos del cazador.

—¿Quieres mi verga?— le preguntó seductor, enterrando mas profundo sus dedos en el interior de su vagina, escuchando el sonoro gemido de Ellie.

—¡Mierda!— grito entre dientes Ellie al sentir esa sensación que provenía de su vientre.— Dudo que quieras quedarte con las ganas de meterla.

Daryl solo soltó una ronca risa, poniendo los pelos de puntas a Ellie. Saco sus dedos al fin dándole un respiro a la chica, quien había quedado bien dilatada por los movimientos de aquellos dedos. El cazador quien estaba solo con sus pantalones, se reincorporo en la cama, desabrochándose las ultimas prendas de ropa que le quedaban.

La castaña no se quedó atrás, ayudo al cazador a sacar el pantalón que estorbaba y beso rápidamente el estomago de Daryl llegando al limite del bóxer que el cazador tenia puesto, tenia su miembro mas duro que nunca y se podía notar por el bulto que se asomaba en la ropa interior de este. Empujó a la chica nuevamente a la cama con brusquedad, y se abalanzo a ella devorando los labios de la castaña.

Los mordía y succionaba como se le daba la gana, y escuchaba los gemidos que eran ahogados por los mismos besos de este. Sintió un alivio al sacar su miembro, el cual sentía como palpitaba y como también estaba ya un poco mojado.

—Demonios, ¿Eso de verdad entrara?— pregunto Ellie mirando el miembro que Daryl tenia en su mano, hasta trago saliva al ver que estaba bastante grande.

—Hay que averiguar, ¿No?— respondió divertido.

Cogió las piernas de Ellie, abriéndolas notoriamente y viendo como la vagina de esta estaba ya bastante mojada y un tanto hinchada. La chica gimió al sentir la punta del miembro acariciar su entrada, como si tratara de acostumbrarse.

—Creo que me arrepentí yo...— no termino de hablar Ellie, pues Daryl había introducido sin aviso la mitad de su miembro en ella.

Ahogando un sonoro gemido, y sintiendo el dolor en su vagina. Sabia que al principio dolía y luego eso se intercambiaba con placer pero vamos, Daryl quería partirla en dos con esa gran arma que tenia entre sus piernas.

How many walkers have you killed? (Daryl Dixon.) Where stories live. Discover now