La propuesta.

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El frío invernal aquella noche en Storybrooke era realmente aterrador. Una inmensa luna llena abría paso entre las nubes. Las calles estaban vacías pero se respiraba algo que muy pocas veces ocurría; paz. Calma... Los sucesos que se habían dado con anterioridad eran de locos, frecuentados por la magia, los villanos... Algo muy propio de este mágico lugar que en pocas ocasiones se permitía la calma.
Todos estaban dormidos, tranquilos, a sabiendas de que ningún mal acecharía sus sueños, todos menos yo. Mi mente inquieta recorría las calles de Storybrooke, perdido en mis pensamientos, dándole vueltas a aquello que no me dejaba dormir.

Yo

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Yo... Killian Jones, el capitán que por 300 años había surcado los mares siendo el más temido de los piratas sin ser capaz de conciliar el sueño por... Algo que me perturbaba.
Era pasada la media noche y con aquella temperatura lo único apetecible era esconderse entre las mantas y frente a una chimenea, mas yo estaba allí presente por algo o mejor dicho, por alguien.

–¿Querías hablar conmigo...? –La voz de David, el padre de mi novia me sacó de mi profundo ensimismamiento en el que me encontraba.– Sé que has cambiado pero de haberme citado aquí a estas horas antaño pensaría que ibas a robarme o algo así.

Dejé escapar una suave risa, obviamente me lo tomé a broma. A aquel hombre le había costado confiar en mi, y no era para menos, pues mi reputación me precedía, pero por suerte había logrado ganarme su confianza. El problema era... ¿cómo demonios empezaba a hablar? Tenía claro que quería decirle pero no sabía empezar, ni enlazar mis pensamientos... Diablos, si, el capitán más temido de todos los tiempos, también nervioso y sin encontrar palabras ante su futuro suegro.

–Sé que no son horas, David. Pero necesitaba hablar contigo sobre... Emma.

Vi como las cejas del varón se fruncieron, no me veía la expresión pero sé que estaba serio

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Vi como las cejas del varón se fruncieron, no me veía la expresión pero sé que estaba serio. De seguro se imaginaba que algo iba mal, que teníamos un problema. Confirmó mis intuiciones tras las palabras que dijo a continuación.

–Pirata, te dije que como dañases a mi hij...

–Descuida, grumete. No sé trata de eso... Sabes que nuestras costumbres son ajenas y diferentes a este mundo... Mas conservo los modales del mundo del que provenimos. –Mi voz sonaba tan gallarda como siempre, con un tono de puro galán ocultaba mis nervios. Al ver que David, me incitaba a seguir, enarqué una ceja y proseguí.– Según las buenas costumbres para contraer matrimonio con una dama, debes pedirle la mano a su padr...

La propuesta [One shoot]Where stories live. Discover now