Tregua

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El día siguiente estuvo marcado de buenas resoluciones por parte de cada uno de los adolescentes: por un lado, Henry, que tenía que excusarse por sus duras palabras ante Evelyn, por otro, esta última que debía entonar su mea culpa. Regina también estaba bien decidida a pedir disculpas por su aspereza ante Emma a la que apenas conocía, pero a la que ya había juzgado sin ni siquiera escucharla.

«Hoy te llevo a clase yo» dijo Regina durante el desayuno

«¿De verdad?»

«Sí»

«Pero...¿Tu trabajo?»

«No pasará nada porque llegue una hora más tarde. Debo pedirle disculpas a la señorita Swan. No tolero la injustica y mucho menos si viene de mí. Ayer me dejé llevar»

«Pensé de verdad que iban a llegar a las manos» concedió Evelyn recordando la discusión

«Por eso. No quiero dar una la mala impresión a una persona que además acaba de llegar a la ciudad. Valgo más que eso»

«¿Por qué te preocupa lo que ella pueda pensar?» dijo descuidadamente Evelyn mientras picoteaba sus cereales

«Porque todas las opiniones cuentan, sabes. En este mundo, cada cosa que se dice, un día sale a la luz. Bastaría para que esa señorita Swan se enteré de quién soy y me haga mala prensa. No necesito eso, y Elixir, tampoco»

Evelyn entonces sonrió: a pesar de sus buenas intenciones, su madre todavía y siempre pensaba en su revista

«Por supuesto...Y yo debo disculparme con Henry»

«Cierto, pero no olvides que él también te dijo cosas muy duras»

«Pero palabras que reflejan la verdad»

«Pero hay otras maneras de decirlo y hacerlo comprender. Y una batalla de comida no es ciertamente la mejor de las maneras»

«Sí...» murmuró ella recordando los acontecimientos del día anterior

«Y hablando de eso, ¿has acabado tu redacción?»

«Sí. Granny la he leído por las faltas»

Regina sonrió, ella siempre podía contar con Granny en su ausencia, cosa que últimamente se daba mucho. Pero había tomado una buena decisión: estar más presente para su hija y responder a sus expectativas.

«Venga, date prisa»


Evelyn acababa de entregarle su redacción al director. Al enterarse de que Henry aún no había llegado, ella aprovechó para contarle lo que había pasado. Teniendo en cuenta la buena fe de la niña y su irreprochable expediente escolar, el director no le puso ninguna sanción, sino simplemente le dio un consejo: que fuera a hablar con Henry y suavizara las cosas.

Y es lo que hizo. Lo encontró cerca de su casillero, hablando con un pelirrojo alto

«Hey...» Los dos chicos se giraron y la miraron sin decir una palabra. Ella se sintió incómoda «Yo...¿Puedo hablar contigo? ¿A solas?»

Arthur se giró hacia Henry y le hizo una señal con la cabeza

«Ok, bien, bah...Te espero...más allá» Y mientras él se alejaba, Henry se quedó mirando a la chica

«Escucha...No sé por dónde comenzar, yo...nunca antes me había disculpado»

«No me digas...»

Yin & YangWhere stories live. Discover now