¿Todos esos momentos fueron reales? O quizás fue una proyección de mi mente, me sentía tan plena que no veía lo que estaba a mí alrededor. Todo este tiempo se estuvieron riendo a mis espaldas, prometí que nunca nadie acabaría conmigo pero paso. Toda mi vida fui lo suficientemente fuerte, segura, con una autoestima lo suficientemente alta para que nadie pudiera pasar por encima de ella, nada me afectaba pues porque no me valía de los demás.

Hasta que un chico de ojos marrones con una linda sonrisa tuvo el poder de cambiar todo eso que tenia de mí. Con su hechizo, todo lo que solía ser, lo cambio... Fui tan estúpida.

Seco mis mejillas con la manga de mi camisa, tratando de calmar el torrente que sale por mis ojos. Freno en seco cuando un auto viene a mi encuentro, no lo vi venir. El señor baja la ventanilla y me insulta, pero mi cerebro es incapaz de procesar sus palabras porque parece que toda mi alma y todo lo demás, se quedó en esa habitación donde viví la más linda de las historias.

Espero que avance para y seguir mi camino, llego a mi casa en veinte minutos y entro corriendo. Ya es de noche así que mis padres están dormidos, azoto la puerta de mi habitación y al tirarme en mi cama, escondo la cara en mi almohada y suelto todo eso que tenía retenido en mi garganta desde que salí de la casa de Daniel; grito hasta que mi garganta pica y sollozo sintiendo mi cuerpo temblar, me hago un ovillo y así me quedo hasta perder la conciencia.

***

- Annie, hija, abre la puerta

- No quiero ver a nadie

- Hija, has estado encerrada en tu habitación desde ayer. Vamos a hablar ¿Si? Tienes que comer algo, por favor – Escucho su voz de preocupación a través de la puerta – Cuando estés lista en salir, no dudes en buscarme

Otro silencio aborda la habitación y después de un suspiro, no se escuchó más nada. Mis ojos están hinchados y mi cabello hecho un desastre, pensé que al despertar el día de ayer, mi corazón se sentiría un poco mejor, pero no; a medida que pasaba el tiempo y los recuerdos me atormentaba, ese dolor aumentaba y al punto de ahogarme sin poder respirar, pensé que mis lágrimas se secarían después de tanto llorar, pero parece que aún no he saciado mi cuota.

¿Cómo un sentimiento tan lindo, que te da felicidad, puede ser el mismo que te haga sentir vacía cuando todo ha acabado? Cuando se habla de amor se habla de cariño, de ternura, de luz y esperanza, de ese sentimiento que es capaz de descongelar hasta el más frio de los glaciares, pero creo que como todo esa es la parte visible, la parte linda al comenzar pero cuando te adentras en ese mundo ¿Qué es lo que hay detrás? Nadie se imagina que lo blanco, siempre tendrá un poco de negro en su esquinas. A lo largo de nuestra vida, nadie realmente nos enseña a enfrentarnos a un sentimiento tan fuerte, que se llevara todo cuando salgas de ese paraíso para entrar al infierno porque; cuando éramos unos niños y nos caímos, nos enseñaran que con un poco de pomada ese dolor sanaría, al crecer y experimentar otros dolores, con una pastilla todo sabana pero entonces ¿Cuál es el antídoto para un corazón roto? No es un raspón, no es un dolor físico, es algo más fuerte, tal vez es por eso que nos cuesta entregarnos por completo porque sabemos que cuando caigamos, ya nada podrá ser sanado.

Escucho que tocan mi puerta nuevamente ¿Por qué no pueden entender que quiero estar sola? Quiero quedarme en el lugar hasta ahora más seguro para mí, donde ya más nadie pueda destrozarme. Escucho otros sonidos extraños y mi puerta se abre, alzo mi mirada y me encuentro a Lluvia entrando a mi habitación.

- Pequeña ¿Qué ocurrió contigo? – Se sienta a mi lado – Annie, mírame – Dirijo mi mirada a la suya - ¿Qué paso?

- Nada, Lluvia, solo quiero estar sola

Esta soy yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora